DÉCIMO CONGRESO DEL PSPV-PSOE

Bajo el síndrome de la normalidad

Hace cuatro años los delegados al congreso de los socialistas valencianos se empleaban a fondo para conseguir el 25% de los avales necesarios para presentar candidatura a la secretaría general. Una labor poco menos que titánica, si se tiene en cuenta que había hasta seis aspirantes. Era el 9º congreso del PSPV-PSOE, en Alicante. Ayer, cuatro años más tarde, los 478 delegados apuraron hasta última hora para presentar los avales porque, como es conocido, sólo había un candidato, el secretario general Joan Ignasi Pla. Las hojas donde debían estamparse las firmas que avalan la candidatura se repar...

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Hace cuatro años los delegados al congreso de los socialistas valencianos se empleaban a fondo para conseguir el 25% de los avales necesarios para presentar candidatura a la secretaría general. Una labor poco menos que titánica, si se tiene en cuenta que había hasta seis aspirantes. Era el 9º congreso del PSPV-PSOE, en Alicante. Ayer, cuatro años más tarde, los 478 delegados apuraron hasta última hora para presentar los avales porque, como es conocido, sólo había un candidato, el secretario general Joan Ignasi Pla. Las hojas donde debían estamparse las firmas que avalan la candidatura se repartieron con tiempo, pero al final se produjeron más despistes de los esperados, posiblemente porque como sólo había un candidato algunas delegaciones se durmieron.

La situación se salvó con holgura, ya que a una hora del cierre del plazo de presentación de candidaturas llegó al puesto de intendencia del congreso un aluvión de firmas, concretamente 380, alrededor de un 80% de los delegados. El presidente de la mesa del congreso, Francesc Colomer, anunció que Pla había "superado ampliamente el 25%" y no se privó de despedir el breve plenario, reunido exclusivamente para anunciar la candidatura única de Pla, recordando a los delegados que la votación se produciría entre las cuatro y las cinco de la tarde. Esto es, en plena digestión de los delegados, a los que aconsejó, a iniciativa del equipo médico del congreso, que bebieran mucha agua, "exclusivamente agua", subrayó el alcalde de Benicàssim provocando la risa general de los congregados en el caluroso polideportivo de la Universitat Jaume I de Castellón. Un cónclave tranquilo desde el punto de vista orgánico pero incómodo desde un punto de vista estrictamente funcional. El termómetro marcó en las dos primeras jornadas del cónclave temperaturas elevadas y los equipos contratados para enfriar el ambiente no daban abasto y la cafetería más próxima estaba a unos cientos de metros. Un congreso caliente, caliente.

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