Reportaje:GOLF | Open Británico

Els enaltece la eclosión de Hamilton

El jugador estadounidense rompió los pronósticos y superó en el desempate la presión a la que fue sometido por el surafricano

Oscurecía casi en los links del Royal Troon. Los nubarrones se hacían densos, amenazaba chaparrón tras la jornada, con un sol radiante, que acompañó el emocionantísimo juego que llevó al desenlace de la 133 edición del Open Británico. Pero nadie se movía, casi ni respiraba, cuando Todd Hamilton echó mano de un híbrido, un palo que mezcla la naturaleza de las maderas y de los hierros, para superar el último reto de un rival del fuste y de la experiencia de Ernie Els. El jugador surafricano, tras cometer su último error en el hoyo 10 y tras salvar una comprometida situación con una bola q...

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Oscurecía casi en los links del Royal Troon. Los nubarrones se hacían densos, amenazaba chaparrón tras la jornada, con un sol radiante, que acompañó el emocionantísimo juego que llevó al desenlace de la 133 edición del Open Británico. Pero nadie se movía, casi ni respiraba, cuando Todd Hamilton echó mano de un híbrido, un palo que mezcla la naturaleza de las maderas y de los hierros, para superar el último reto de un rival del fuste y de la experiencia de Ernie Els. El jugador surafricano, tras cometer su último error en el hoyo 10 y tras salvar una comprometida situación con una bola que se le había quedado colgada de un arbusto en el hoyo 11, había dado rienda suelta a su repertorio. Con un juego primoroso enlazó tres birdies en cinco hoyos, del 13 al 17. Hamilton, que había partido como líder, a pesar de un montón de avatares y de alternativas, no cejaba en el pulso. Pero en el último hoyo, el estadounidense la pifió y perdió el golpe de ventaja con el que había llegado a las puertas del cielo. La deducción primaria conducía a pensar que Els, que ya acecha el liderato mundial de Tiger Woods, llevaba las de ganar ante un rival que no entraba en ninguna quiniela para ganar un Grand Slam. Al igual que durante muchas fases, todavía se podía echar mano de la manida teoría de que Hamilton tenía que venirse abajo ante una situación tan estresante como era el caso del desempate que debía disputarse después de que ambos concluyeran la cuarta jornada con diez bajo el par. En el tercer hoyo de los cuatro que tenían que completar para dirimir quien se quedaba con la Jarra de Plata, Els no logró enmendar su defectuosa salida y cometió un bogey. Pero a Hamilton le quedaba todavía por superar un momento supremo. Se trataba de ese tercer golpe en el último hoyo, difícil de veras porque el segundo, jugado con un hierro 8, le había dejado en una mala situación, muy lejos del green. Nada arredró a Hamilton. Continuó a su aire, echó mano de ese palo especial, ese híbrido de 14 grados, y desde lejos del green lanzó un golpe más propio de un putt que de la situación en que se encontraba y situó la bola a un pelo del hoyo. Els se quedó con la miel en los labios. Tenía que embocar desde seis metros, en subida, con inclinación. Difícil. Falló.

El ganador ha tenido que esperar muchísimo, hasta los 38 años, para sacar cabeza en la élite
Nada arredró al americano, que jugó siempre a su aire, sin detenerse en sus rivales
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Fue la eclosión para Hamilton, un jugador que ha tenido tenido que esperar muchísimo, hasta los 38 años, para sacar cabeza en la elite mundial. Lo ha conseguido. De una forma fantástica, batiendo a la flor y nata que entabló un pulso hermoso, vibrante y con muchas alternativas en pos de un triunfo que el jugador estadounidense ganó por derecho propio.

Además de Els, el estadounidense Phil Mickelson arriesgó al máximo en el intento de atrapar a Hamilton. Por momentos lo consiguió, cuando su compatriota hizo bogey en el décimo hoyo. Mickelson sumaba 9 bajo el par y Hamilton se quedaba en -8. Pero Mickelson falló un putt en el hoyo 13 e incurrió en su primer bogey desde la primera jornada: 49 hoyos sin error llevaba. A partir de ese momento se estableció un pulso entre Mickelson, Els y Hamilton a los que muy hasta el final no perdieron de vista una serie de espléndidos jugadores, empezando por Woods, que llegó a colocarse con 6 bajo el par pero que, tras dos bogeys consecutivos en los hoyos 11 y 12 dijo prácticamente adiós a su octavo torneo del Gran Slam de manera consecutiva. El número uno mundial consiguió estar de nuevo entre los mejores pero no acaba de sacar a relucir su juego en todo esplendor y sólo en la tercera jornada logró entregar una tarjeta espectacular, con 68 golpes, tres por debajo del par del campo.

Pero además de Woods, y del acoso de Els y de Mickelson que concluyeron el recorrido también con 68 golpes, Hamilton fue amenazado por el inglés Lee Westwood y su compatriota Davis Love, los mejores del día con 67 golpes. Al contrario de lo que le sucedió al francés Thomas Levet, el primer líder, Hamilton lo superó todo, las dificultades del campo, el acoso de los rivales y su propia inexperiencia en uno de los grandes.

Clasificación final. 1º T. Hamilton (EE UU) y E. Els (RSA), 274 (10 bajo par); 3º P. Mickelson (EE UU), 275; 4º L. Westwood (Ing), 278; 5º T. Levet (Fra) y D. Love (EE UU), 279; 7º R. Goosen (RSA) y S. Verplank (EE UU), 280; 9º M. Weir (Can) y T. Woods (EE UU), 281. 47º M.A. Jiménez, 291; 54º I. Garrido, 292.

Hamilton besa su trofeo.ASSOCIATED PRESS

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