Pedro y Sofia no fallaron

En el pasado festival de Cannes, Quentin Tarantino, presidente del jurado, se lo pasó en grande en la fiesta que dio Pedro Almodóvar. Por eso, desde que llegó a Madrid no paró de preguntar si éste asistiría al estreno de Kill Bill Vol. 2, en el cine Capitol de Madrid. Y el manchego lo hizo, muy pronto, con su hermano Agustín y sin apenas voz. Una hora después, Quentin apareció como todo un showman. De negro riguroso y exultante, mandó besos a los fans congregados y, muy solícito, contestó a la prensa. Detrás, azorada y sin saber dónde meterse, su nueva novia, Sofia Coppola...

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En el pasado festival de Cannes, Quentin Tarantino, presidente del jurado, se lo pasó en grande en la fiesta que dio Pedro Almodóvar. Por eso, desde que llegó a Madrid no paró de preguntar si éste asistiría al estreno de Kill Bill Vol. 2, en el cine Capitol de Madrid. Y el manchego lo hizo, muy pronto, con su hermano Agustín y sin apenas voz. Una hora después, Quentin apareció como todo un showman. De negro riguroso y exultante, mandó besos a los fans congregados y, muy solícito, contestó a la prensa. Detrás, azorada y sin saber dónde meterse, su nueva novia, Sofia Coppola, directora de Lost in translation, delgadísima, con un traje negro de lycra. Tarantino no la cogió de la mano, como hizo David Carradine a su espectacular acompañante, pero al posar ante los fotógrafos no pudo evitar agarrarla por la cintura metiendo la mano en el pronunciado escote de su espalda. Era la confirmación de los rumores. Son pareja.

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