Eurocopa 2004 | PORTUGAL

España desaprovecha lo diferente

La mayor cualidad de la selección española es su abundancia de jugadores diferentes, de futbolistas que pueden mostrar registros que se les escapan a otros equipos. Hay selecciones más atléticas, más fiables en el plano táctico y puede que hasta con mejores jugadores. Pero ninguna ofrece la variedad del equipo español. Es difícil encontrar un medio centro con la facilidad para la distribución de Xabi Alonso, tanto en el juego corto como en el largo. No es nada fácil descubrir en otras selecciones a dos extremos puros, desequilibrantes por su rapidez y habilidad. Son Vicente y Joaquín, a los qu...

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La mayor cualidad de la selección española es su abundancia de jugadores diferentes, de futbolistas que pueden mostrar registros que se les escapan a otros equipos. Hay selecciones más atléticas, más fiables en el plano táctico y puede que hasta con mejores jugadores. Pero ninguna ofrece la variedad del equipo español. Es difícil encontrar un medio centro con la facilidad para la distribución de Xabi Alonso, tanto en el juego corto como en el largo. No es nada fácil descubrir en otras selecciones a dos extremos puros, desequilibrantes por su rapidez y habilidad. Son Vicente y Joaquín, a los que perfectamente se podría añadir Reyes. Es muy complicado dar con un futbolista tan peculiar como Valerón, un filtrador de primera. Es un privilegio contar con un delantero como Torres, cuyas condiciones abren soluciones insospechadas al equipo español. ¿Qué tienen en común todos ellos? Que son diferentes, jóvenes -Valerón aparte- y que no son titulares, con la excepción de Vicente. Una parte sustancial del problema de España es su resistencia a ofrecer aquello que le distingue, lo que le diferencia, que en este caso es la calidad de una generación magnífica de jugadores.

El problema está relacionado con el interés de la selección de parecerse a todas las demás. Es una complicación enorme, a la vista de lo que ha sucedido. En cada partido, Sáez ha alineado al equipo experto, correcto, que puede jugar como cualquier otro equipo. A Sáez, que viene de dirigir a todos estos magníficos jóvenes, le ha salido la vena conservadora que es habitual en los grandes torneos. Los seleccionadores prefieren no dar la nota antes que tomar riesgos. Sáez sabe que cuenta con excelentes futbolistas, pero hasta el momento sólo se ha atrevido a otorgarles papeles de especialistas. Xabi Alonso, Torres y Joaquín no han sido titulares. Han jugado para completar la obra que inició otro equipo. Lo mismo ha sucedido con Valerón. Entra en el segundo tiempo para cerrar las victorias. Luego se encuentra con el empate de Grecia y tiene que jugar un partido para el que no está llamado.

La atribución de libretos muy limitados a ciertos jugadores es una pésima noticia para la selección. Estos futbolistas tienen menos el partido en la cabeza que el cumplimiento del papel que se espera de ellos. En un torneo corto, la calidad suele marcar la diferencia y los jugadores de mayor talento tienen que sentirse protagonistas. Hasta ahora no ha ocurrido. En la selección española han interpretado un papel secundario, cuando gente como Alonso, Vicente, Joaquín y Torres pueden marcar la diferencia porque son distintos. La excusa de la experiencia, en este caso de la falta de experiencia, es más que discutible. Vicente y Joaquín fueron los mejores del equipo español en los dos primeros partidos. Alonso le dio el rango que le faltaba a España en el duelo con Rusia. Torres no parece un tímido precisamente. Es hora de que el equipo muestre a Europa sus peculiares señas de identidad, que esté a la altura de los jugadores que tiene, que no se conforme con parecerse a los demás. Que sea diferente, en definitiva, como muchos de sus mejores jugadores.

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