Reportaje:

Bendición apostólica para los Bush

Una hija del presidente de EE UU gana el jubileo en Santiago

Garantizado el respaldo de Dios, del que alardea a menudo, George W. Bush también cuenta desde ayer con los favores del apóstol Santiago, martillo de infieles y patrono de la guerra. Mientras el presidente de Estados Unidos aparecía en los periódicos manteniendo un arduo combate con un paraguas, un sol radiante recibía en Santiago de Compostela a Jenna, una de sus dos hijas gemelas. Como una peregrina más, Jenna Bush, acompañada de dos amigas, se volvió para casa con la compostela, el certificado que entrega la Iglesia a los que acreditan haber recorrido al menos un centenar de kilómetr...

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Garantizado el respaldo de Dios, del que alardea a menudo, George W. Bush también cuenta desde ayer con los favores del apóstol Santiago, martillo de infieles y patrono de la guerra. Mientras el presidente de Estados Unidos aparecía en los periódicos manteniendo un arduo combate con un paraguas, un sol radiante recibía en Santiago de Compostela a Jenna, una de sus dos hijas gemelas. Como una peregrina más, Jenna Bush, acompañada de dos amigas, se volvió para casa con la compostela, el certificado que entrega la Iglesia a los que acreditan haber recorrido al menos un centenar de kilómetros de la ruta jacobea.

El más llamativo de los peregrinos que han alcanzado Santiago en este Año Santo había emprendido su periplo el pasado lunes junto al monasterio benedictino de Samos, en la provincia de Lugo. La chica, que se acaba de graduar en Filología Inglesa por la Universidad de Tejas, su Estado natal, pasaba unos días en España junto a dos amigas y decidió probar la experiencia de la peregrinación a uno de los grandes santuarios católicos de Europa. En cinco etapas recorrió el tramo final de la ruta a Compostela, protegida por un grupo de robustos guardaespaldas y dejando un rastro de cámaras y micrófonos que sobresaltaron los apacibles caminos del interior de las provincias de Lugo y A Coruña entre la sorpresa de los caminantes.

Jenna regresa con 'la compostela', el certificado que se concede tras caminar 100 kilómetros de ruta

Jenna sufrió hace tiempo la persecución de la prensa por algunos excesos con la bebida, pero en su excursión jacobea de los últimos días ha dejado la imagen de una chica lozana, capaz de caminar en una sola jornada 30 kilómetros a paso veloz. Blindada tras una decena de agentes de seguridad, entre ellos dos policías españoles, Jenna no acertó a aclarar si los motivos de su viaje a Santiago fueron religiosos o meramente turísticos. Desde la distancia, los periodistas le formularon ayer la pregunta, mientras la hija del emperador aguardaba para entrar en la catedral. "It's beautiful... Me encanta mucho España", fue toda su explicación, envuelta en sonrisas. Un alarde de bilingüismo que también exhibieron sus gigantescos guardaespaldas estadounidenses. "!No more photos!, ¡no more photos!... ¡Vale, coño!", gritó uno de ellos a los fotógrafos con una perfecta fusión de casticismo y acento americano.

Jenna y sus amigas dejaron para el último día una etapa liviana, de poco más de 10 kilómetros hasta Santiago. Poco después de las diez de la mañana, el grupo alcanzó la plaza del Obradoiro. Su primer objetivo fue recoger el diploma que seguramente Jenna le mostrará con orgullo a su padre. En la Oficina del Peregrino, donde se expide la

compostela, la hija de Bush y sus amigas, con las conchas de vieira colgadas del cuello, hicieron valer el privilegio y se saltaron la cola. Para acceder a la Puerta Santa, sin embargo, actuaron como peregrinas de a pie y aguardaron durante 25 minutos pese al asedio de las cámaras.

En la catedral apenas se demoraron el tiempo preciso para visitar la cripta que cobija el supuesto sepulcro del apóstol y abrazar la efigie del patrón de las Españas. No se quedaron a la misa de doce, amenizada por el botafumeiro. Tampoco se detuvieron a contemplar el rincón más artístico del templo, el magnífico pórtico de la Gloria, ni un pequeño conjunto escultórico que tal vez hubiese llamado la atención de su padre, la estatua de Santiago Matamoros repartiendo mandobles al infiel a lomos de su caballo blanco, que sigue en una de las capillas de la catedral pese al anuncio de que sería retirada.

Jenna Bush ha caminado estos días como el más afanoso de los peregrinos, aunque con ciertas comodidades adicionales: dos furgonetas de apoyo que transportaban las mochilas del grupo y habitaciones para dormir más confortables que los albergues oficiales. No oyó la menor alusión a la política hasta que ayer, en la plaza del Obradoiro, un peregrino catalán le gritó un jocoso Visca Irak.

Jenna Bush, en el centro, ante la catedral compostelana.EFE

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