El más alegre carnaval

Salen como cofrades galácticos: son la comunidad del tambor, esos cueros africanos que sonaban en los fondos de las haciendas coloniales. Se encienden los bordes de una gran cruz de Malta que domina el escenario, igual que se iluminan de noche las iglesias barrocas de Salvador de Bahía. Y, bajo la cruz del fascinante sincretismo que unió allí a santos católicos y dioses yorubas, los músicos le cantan a san Antonio.

Antonio Carlos Santos de Freitas -nombre que figura en los documentos de Brown- se convierte de golpe en Carlito Marrón, el brasileño que gusta de ritmos latinos en su último...

Salen como cofrades galácticos: son la comunidad del tambor, esos cueros africanos que sonaban en los fondos de las haciendas coloniales. Se encienden los bordes de una gran cruz de Malta que domina el escenario, igual que se iluminan de noche las iglesias barrocas de Salvador de Bahía. Y, bajo la cruz del fascinante sincretismo que unió allí a santos católicos y dioses yorubas, los músicos le cantan a san Antonio.

Antonio Carlos Santos de Freitas -nombre que figura en los documentos de Brown- se convierte de golpe en Carlito Marrón, el brasileño que gusta de ritmos latinos en su último disco -de joven descubrió a Pérez Prado y Machito- y cuyo poder de convocatoria crece en cada visita -y viene muy a menudo-.

Ya tenía la sala rendida antes incluso de cantar Carnavália y Velha infância, dos temas de Tribalistas, el superventas que ha compartido con sus amigos Marisa Monte y Arnaldo Antunes. Composiciones de los tres que proporcionan la clave de un concepto diferente en sus últimas actuaciones. Un clima más de concierto pop, articulado a partir de canciones reconocibles, y no aquel magma incontrolable de sus inicios. El resultado es igual de impactante.

Antes se presentó Pastora, el grupo de dos de los hijos del histórico músico catalán Pau Riba, Caïm -que se encarga de la guitarra y de escribir las melodías- y Pauet -dedicado a las proyecciones-, a los que se ha unido la cantante y letrista Dolo Beltrán. El deficiente sonido no facilitó valorar lo que puede ofrecer este tripartito de pop con bases electrónicas y visiones psicodélicas, aunque su disco ha dejado buen sabor de boca.

El motor que propulsa la música de Carlinhos Brown suena como el del Ferrari de Schumacher. Tremendo lo que lleva: Boghan Costa, Leo Bit Bit, Elber y Marquinhos son un Kronos Quartet de los tambores. Cuatro jóvenes incansables que garantizan que la máquina de brincar y bailar alcance las máximas revoluciones.

Mañana, Carlinhos Brown / Carlito Marrón estará en el paseo de Gracia de Barcelona, en uno de los actos masivos y gratuitos del Fórum de las Culturas. Con la Pedrera y la Casa Batlló como espectadoras atónitas, va a recorrer la señorial arteria al estilo del carnaval de Bahía, al frente de una maravillosa orquesta ambulante de 40 músicos armados con tambores y metales.