Angulo renace en primavera

El jugador del Valencia, que recibe hoy en la UEFA al Girondins de Burdeos con una clara ventaja, llega pletórico a cada final de curso

La carrera de Angulo (Oviedo, 1977) está marcada por las estaciones. Futbolista de picos muy marcados, siempre llega pletórico a la primavera. "Será porque sale el sol y estoy más contento. No sé. Al final de la temporada estoy muy bien físicamente", explica el polifacético jugador del Valencia. Polifacético, sí, pero feliz cuando actúa de delantero, posición que siempre ocupa al final cada curso. También hace dos años, cuando el Valencia ganó la Liga. La primavera y la delantera, pues, estimulan a Angulo, que recibe hoy al Girondins en Mestalla (Canal Nou y TVE-1, 21.45) con una clara ventaja...

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La carrera de Angulo (Oviedo, 1977) está marcada por las estaciones. Futbolista de picos muy marcados, siempre llega pletórico a la primavera. "Será porque sale el sol y estoy más contento. No sé. Al final de la temporada estoy muy bien físicamente", explica el polifacético jugador del Valencia. Polifacético, sí, pero feliz cuando actúa de delantero, posición que siempre ocupa al final cada curso. También hace dos años, cuando el Valencia ganó la Liga. La primavera y la delantera, pues, estimulan a Angulo, que recibe hoy al Girondins en Mestalla (Canal Nou y TVE-1, 21.45) con una clara ventaja de la ida (1-2). Y sin Ayala, reservado por el técnico, Rafa Benítez, para el choque del domingo ante la Real Sociedad.

"Odio pasar de ser una estrella a ser un jugador muy malo y deprimido", dice Angulo, cuya trayectoria ha sido precisamente eso: una montaña rusa. Ahora está arriba, superada la tirria que le tuvo Mestalla el año pasado. Marcó el domingo en La Romareda el gol que impulsó al Valencia al liderato ante el Zaragoza. Y de cabeza, su punto débil.

Llega fresco Angulo al final del curso porque sólo ha disputado 26 partidos. Cinco goles entre las tres competiciones. Pocos para un delantero, claro que se pasó siete meses de baja por una lesión de rodilla que los médicos tardaron en curar. Nunca ha sido un gran goleador: su mejor marca fueron los ocho tantos de 1998-99, cuando su equipo conquistó la Copa del Rey con Claudio Ranieri, el técnico que lo hizo explotar. Por mucho que su preferido sea Luis Aragonés, mientras que no guarda un buen recuerdo de Héctor Cúper, a quien no saludó en el último Valencia-Inter de la Champions. Sus peores momentos coinciden en el punto de penalti: falló uno en la final de los Juegos Olímpicos 2000 que España perdió ante Camerún, y otro en Guadix que excluyó al Valencia de la Copa del Rey de hace dos ejercicios.

Formado en la escuela sportinguista de Mareo, donde pasó ocho años, Angulo fue campeón de Europa sub 21 en 1998. Llegó al Valencia con 18 años por un cambio de residencia y un trabajo para su padre. Pero fue en su cesión al Villarreal, entonces en Segunda, cuando su técnico, Javier Subirats, atisbó su potencial. "Ha mejorado mucho en el sacrificio, pero sigue siendo un portento físico", dijo ayer Subirats, actual secretario técnico del Hércules. Eso sí, su técnica es más bien discreta, lo que no le ha privado de marcar goles preciosos. Él lo atribuye a la inspiración. O al aire de primavera.

Angulo celebra con Rufete un gol a la Real.JOSÉ JORDÁN

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