La revuelta de los chiíes se extiende por Irak entre decenas de muertos

La revuelta de los seguidores del líder chií Múqtada al Sáder se extendió ayer por varias ciudades de Irak, entre ellas Bagdad y Basora, en la peor ola de violencia de la posguerra. Decenas de personas murieron y más de un centenar resultaron heridas en los enfrentamientos con las tropas de ocupación. Estados Unidos declaró fuera de la ley a Al Sáder y ordenó su detención. Asimismo, el Pentágono comienza a barajar la posibilidad de enviar más tropas para hacer frente a los chiíes radicales, además de la resistencia de otros sectores iraquíes y los grupos terroristas que actúan en el país.
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La revuelta de los seguidores del líder chií Múqtada al Sáder se extendió ayer por varias ciudades de Irak, entre ellas Bagdad y Basora, en la peor ola de violencia de la posguerra. Decenas de personas murieron y más de un centenar resultaron heridas en los enfrentamientos con las tropas de ocupación. Estados Unidos declaró fuera de la ley a Al Sáder y ordenó su detención. Asimismo, el Pentágono comienza a barajar la posibilidad de enviar más tropas para hacer frente a los chiíes radicales, además de la resistencia de otros sectores iraquíes y los grupos terroristas que actúan en el país.

El presidente George W. Bush aseguró que mantendrá el traspaso de poderes a un Gobierno provisional el 30 de junio. Bush aseguró que EE UU no se dejará intimidar por "asesinos, gánsteres y terroristas" y que Al Sáder "no se saldrá con la suya".

Las tropas de ocupación luchaban ayer en varios frentes. Mientras trataban de sofocar la revuelta chií en Bagdad -donde intervinieron helicópteros artillados para dispersar a las milicias de Al Sáder-, Basora y Nasiriya, soldados estadounidenses cerraban los accesos a la conflictiva ciudad de Faluya, en el triángulo sunní, donde fueron asesinados, quemados y mutilados cuatro guardaespaldas estadounidenses el pasado miércoles.

Ante la posibilidad de que se repitan los ataques del domingo, España ha decidido duplicar sus fuerzas en la ciudad santa de Nayaf. El general Fulgencio Coll ha trasladado allí su puesto de mando, con el objetivo de dialogar con los líderes locales para rebajar la tensión.

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