Un 'gol de plata' de Vicente salva al Valencia ante el Genclerbirligi

Mista y Vicente despertaron al Valencia de su sopor y situaron al equipo en cuartos de final de la UEFA tras un encuentro interminable, resuelto en la prórroga con un gol de plata, y muy farragoso para el conjunto de Benítez, que vivió una noche de sudores, pero con final feliz. La culpa de ello la tuvo el Gençlerbirligi, un desconocido de extraño nombre y buena presencia. El conjunto turco ató al Valencia de pies y manos durante mucho rato. No sólo mantuvo un orden muy digno para ser el décimo de su Liga, sino que se atrevió a adentrarse en terreno enemigo. Tanto que acabó la primera...

Mista y Vicente despertaron al Valencia de su sopor y situaron al equipo en cuartos de final de la UEFA tras un encuentro interminable, resuelto en la prórroga con un gol de plata, y muy farragoso para el conjunto de Benítez, que vivió una noche de sudores, pero con final feliz. La culpa de ello la tuvo el Gençlerbirligi, un desconocido de extraño nombre y buena presencia. El conjunto turco ató al Valencia de pies y manos durante mucho rato. No sólo mantuvo un orden muy digno para ser el décimo de su Liga, sino que se atrevió a adentrarse en terreno enemigo. Tanto que acabó la primera parte junto a la meta de Cañizares, que jugó en lugar de Palop, lesionado en el calentamiento.

El descaro turco sorprendió a un Valencia muy lejos de la versión que aplastó al Mallorca hace unos días. El grupo de Benítez se cosió el balón a las botas en los primeros minutos, y Oliveira se plantó ante Botonjic recién arrancado el choque. Su lentitud ante la llegada del defensa le impidió siquiera conectar el disparo, síntoma de un conjunto apático y adormilado, que apenas dispuso de ocasiones antes del descanso. Recién salido de una lesión, Aimar quedó desdibujado ante la presión rival.

Cerrado como estaba el Genclerbirligi, ni Aimar ni sus compañeros encontraban la llave del cerrojo. Benítez movió las piezas tras el descanso. Retiró a Oliveira y a Canobbio, y dio entrada a Mista y a Vicente, sus dos futbolistas más en forma. Mestalla celebró ambas entradas como la solución a todos los problemas. El mejor asistente y el mejor rematador del equipo ya estaban dispuestos a conectar de nuevo. Mista tardó siete minutos en dar la vuelta al partido. Se fabricó un gol de la nada. O mejor dicho, de un saque de puerta de Cañizares. Ganó la posición como si fuera un jugador de baloncesto, mató el balón, se revolvió y conectó un zurdazo que se clavó en el ángulo inferior de la meta de Botonjic. Eliminatoria igualada y a empezar de nuevo.

La resistencia del Gençlerbirligi se derrumbó a los cinco minutos del tiempo extra. Angulo centró un balón desde la derecha y Vicente sacó a relucir su prodigiosa bota izquierda para dejar a Botonjic haciendo la estatua. Un gol de plata que evitó jugar las segunda parte de la prórroga. Le espera el Girondins de Burdeos, que eliminó al Brujas.