Reportaje:

Mucha mano izquierda

El capellán que quedó manco en Madrid recibe la solidaridad de un locutor que perdió el brazo otro 11-M

Fue todo un mano a mano entre dos grandes lidiadores de la vida. Una espontánea sesión práctica de trabajo psicológico. A los protagonistas sólo les queda la mano izquierda, pero con un corazón valiente y socarrón. Tras el atentado, a Martín José Sanz Belarra, de 62 años, navarro, capellán del hospital del Niño Jesús, le resta un muñón en el brazo derecho. El mano a mano se inicia cuando en la habitación del Doce de Octubre entra Pedro Fusté, de 51 años, catalán, profesional de Radio 3 y la SER, colaborador de Gomaespuma, que justo el 11 de marzo hace cuatro años perdió en accidente de moto es...

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Fue todo un mano a mano entre dos grandes lidiadores de la vida. Una espontánea sesión práctica de trabajo psicológico. A los protagonistas sólo les queda la mano izquierda, pero con un corazón valiente y socarrón. Tras el atentado, a Martín José Sanz Belarra, de 62 años, navarro, capellán del hospital del Niño Jesús, le resta un muñón en el brazo derecho. El mano a mano se inicia cuando en la habitación del Doce de Octubre entra Pedro Fusté, de 51 años, catalán, profesional de Radio 3 y la SER, colaborador de Gomaespuma, que justo el 11 de marzo hace cuatro años perdió en accidente de moto ese mismo brazo y fue a parar al mismo hospital. Martín y Pedro no se conocían, pero es un flechazo: a tantas coincidencias se une la enorme pasión por la radio (Martín montó una emisora de servicio público durante sus 12 años de misionero en Colombia). He aquí algunos extractos de la conversación.

Martín Sanz. Yo ahora estoy concentrado en curarme rápido, pero ya me están viniendo las dudas de cómo voy a poder, con una sola mano, hacer tal o cuál cosa, desde las más tontas. Viviendo solo...

Pedro Fusté. Lo mejor es el plan deportivo: a ver si soy capaz de esto, y luego de esto otro, y así. Yo me pasé un año sin apañármelas para hacer fotos, pero pronto vi que podría solventar cosas más complicadas, como tener a mi cargo a una hija adolescente. Ahora me manejo con el ordenador, plancho, lavo, conduzco. Y más que nada he venido a verte porque supongo que te preocupa cómo hacerte un bocadillo de sardinas, encima con la grasa que sueltan.

M. S. Oye, sí, ¿cómo abriré una lata? Sé que hay tiendas que venden artilugios para zurdos, pero ¿cómo sujetar la lata?

P. F. ¡Es que te vas a divertir! Ya verás cuando intentes firmar. Qué garabatos. O cuando en la gasolinera les tienes que decir que te sujeten el papel, porque si no lo sujetan a ti la firma se te va a escurrir hasta el surtidor.

M. S. Me han dicho que a lo mejor me pueden poner una prótesis, aunque el muñón me empieza más arriba del antebrazo.

P. F. Ese problema yo no lo tengo porque me falta desde el hombro.Tú, si hay prótesis, miel sobre hojuelas. Pero céntrate en lo principal, convertirte en un hacha de la mano izquierda. Si luego la mecánica te ayuda, pues mejor.

M. S. Tienes razón, habrá que hacer de la necesidad virtud. Seguro que el cerebro acaba adaptándose.

P. F. Hombre, como que lo que te falta es la mano, no el cerebro. Y diversión la tienes garantizada. Ya verás que hay sitios donde facilita las cosas lo de: 'Oiga, que soy de los hechos polvo'. Pero luego vas al super y hay que ver la cara de estupor de la cajera cuando coges la bolsa de plástico, la abres con los dientes, la vas llenando... Entonces te dicen: 'Deje, que ya lo hago yo'.

M. S. Tendré que acostumbrarme a preparar el pacharán con la zurda.

P. F. Vas a ver que es un mundo todo de derechas. Picaportes, ratones de ordenador, el contacto del coche... Pero nosotros a lo nuestro. Nos han hecho de izquierdas, por narices. Habría que escribir un Manual para sacarle gusto a la vida con una sola mano, y además la izquierda.

M. S. Ya estoy deseando volver a casa, con mi emisora de radioaficionado. Hablo horas con mis amigos de por el mundo. La radio es una maravilla. En Manizales (Colombia) falló la financiación de Alemania, pero hubiéramos podido poner en marcha una red en aquel norte tan selvático y aislado. Hubiera sido un magnífico medio de dar informaciones prácticas.

P. F. Una pasión como la radio te hace tirar para adelante, sí. Pero prepárate, el peor de los momentos que te va a tocar es el primer día que te quedas solo en casa, y sales a la calle. Las miradas que sientes sobre ti son lo más duro. Porque las hay de todo tipo: compasivas, recelosas, pero también buenas y por derecho.

M. S. A esas personas las daré, con el alma, un medio abrazo en toda regla.

P. F. Hombre, es que ya no estamos para dar abrazos rompehuesos.

Pedro Fusté y Martín Sanz se estrechan ayer la mano en el hospital Doce de Octubre de Madrid.GORKA LEJARCEGI

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