MATANZA EN MADRID | Las víctimas

MARISOL RODRÍGUEZ DE LA TORRE / Aprendía a descifrar jeroglíficos egipcios

Marisol tenía 42 años y trabajaba como jefa de proyectos de Informática y Comunicaciones Avanzadas (ICA). Siempre planteaba su vida con la frase "vive y deja vivir".

"Marisol era humilde, honesta, metódica y organizada, estaba totalmente en contra de la violencia. Sólo creía en la vida", comenta su marido, Rafael Cortabitarte. Él perteneció a la plantilla de EL PAÍS como técnico de sistemas, y ella fue colaboradora del periódico en el área de informática. Llevaban 20 años casados y de su unión nació su único hijo, Ángel, que ya tiene 13 años.

Marisol estaba en contra de la pena d...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Marisol tenía 42 años y trabajaba como jefa de proyectos de Informática y Comunicaciones Avanzadas (ICA). Siempre planteaba su vida con la frase "vive y deja vivir".

"Marisol era humilde, honesta, metódica y organizada, estaba totalmente en contra de la violencia. Sólo creía en la vida", comenta su marido, Rafael Cortabitarte. Él perteneció a la plantilla de EL PAÍS como técnico de sistemas, y ella fue colaboradora del periódico en el área de informática. Llevaban 20 años casados y de su unión nació su único hijo, Ángel, que ya tiene 13 años.

Marisol estaba en contra de la pena de muerte, incluso era partidaria de que no se aplicara a los terroristas. "Mi mujer era propalestina, sufría mucho con este conflicto y opinaba que a un pueblo no se le puede arrancar de su tierra. Era muy aficionada a la egiptología, incluso participó en la creación de un foro en Internet". La fotografía y los viajes eran sus dos pasiones. "Hemos recorrido juntos medio mundo. No éramos turistas, sólo viajeros a los que nos gustaba sacar los billetes para un destino y después íbamos a la aventura". Uno de sus mejores recuerdos fue el viaje que hicieron por Egipto hace 11 meses. "Marisol disfrutó muchísimo. Estaba aprendiendo a descifrar jeroglíficos, era su pasión. Habíamos pensado volver porque quedó maravillada".

Más información

Miguel Rodríguez, hermano de Marisol, comentaba lo mucho que aprendió de su hermana. "Me ha enseñado tanto en esta vida... Era el motor de unión de nuestra familia. Ella y mi madre eran grandes amigas y confidentes".

Rafael tenía un sueño que se ha visto truncado. "Después de jubilarnos habíamos pensado irnos al norte de la isla de Bali, en Indonesia, comprarnos una casita y pasar allí juntos el resto de nuestra vida".-

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO