Reportaje:FÚTBOL | 103ª final de la Copa del Rey

Beckham y Galletti tiran del 'Roteiro'

Puesto que Milito y su línea fueron impermeables al ataque posicional, el Madrid sólo la rompió con dos tiros libres. El primero, el de Beckham, fue un gol de barniz publicitario. Tiró del Roteiro y el Roteiro no le falló. Por fin, el jugador con mayor fama de lanzador marcó con el Madrid. Nueve meses después de su llegada.

Beckham lo tenía todo en contra, incluso la posición, centrada, lejos del marco. En su favor había pocas variables. Una: el Roteiro, balón oficial por el contrato de Adidas con la federación. Debe su nombre al cuaderno de bitácora del descubridor...

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Puesto que Milito y su línea fueron impermeables al ataque posicional, el Madrid sólo la rompió con dos tiros libres. El primero, el de Beckham, fue un gol de barniz publicitario. Tiró del Roteiro y el Roteiro no le falló. Por fin, el jugador con mayor fama de lanzador marcó con el Madrid. Nueve meses después de su llegada.

Beckham lo tenía todo en contra, incluso la posición, centrada, lejos del marco. En su favor había pocas variables. Una: el Roteiro, balón oficial por el contrato de Adidas con la federación. Debe su nombre al cuaderno de bitácora del descubridor portugués Vasco da Gama, se ha fabricado especialmente para la Eurocopa y la mayoría de los jugadores echan pestes de él.

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Los futbolistas, selectivos y afectos al capricho, dicen que el Roteiro, sin costuras, parece "una pelota de playa". Sólo Beckham lo defiende. Lógico. Se ha diseñado según sus requerimientos. Ha participado en el proyecto y la marca alemana le ha hecho un contrato de patrocinio. Anoche les devolvió el dinero con un gol que lo puso en los escaparates de medio planeta. Feliz, corrió hacia el banquillo y besó a Cambiasso y luego su anillo, aunque su esposa, Victoria, fuera la única de los madridistas ausente del estadio.

El tanto de Beckham culminó el asedio inicial del Madrid a la portería de Laínez. Al cabo, todo fue distinto y César también tuvo motivos para maldecir el Roteiro, que, en el tiro decisivo de Galletti, botó delante de él y salió escupido del césped como una exhalación.

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