MATANZA EN MADRID | Las víctimas

DANUTA TERESA SZPILA / Una tarde para recordarla

Modista, de 28 años, polaca. Barrio de la Estación de Alcalá de Henares. Un piso alquilado en un bloque de ladrillo con muebles añejos y bodegones en las paredes. Ocho amigos polacos se reúnen. Hay bebidas y dulces sobre una mesa. Sucedió ayer y no fue una fiesta, ni una cena como de costumbre. Todos eran jóvenes, vestían de colores oscuros y ninguno reía. Ayer se citaron en casa de Danuta para recordar a Danuta, que no estaba. Cerró hace cuatro días la puerta de su vivienda, bajó dos tramos de escalera de terrazo, anduvo apenas cien pasos y se subió a un tren rojo en dirección a Nuevos Minist...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Modista, de 28 años, polaca. Barrio de la Estación de Alcalá de Henares. Un piso alquilado en un bloque de ladrillo con muebles añejos y bodegones en las paredes. Ocho amigos polacos se reúnen. Hay bebidas y dulces sobre una mesa. Sucedió ayer y no fue una fiesta, ni una cena como de costumbre. Todos eran jóvenes, vestían de colores oscuros y ninguno reía. Ayer se citaron en casa de Danuta para recordar a Danuta, que no estaba. Cerró hace cuatro días la puerta de su vivienda, bajó dos tramos de escalera de terrazo, anduvo apenas cien pasos y se subió a un tren rojo en dirección a Nuevos Ministerios. Allí cuidaba a dos niños de ocho y seis años en casa de un médico, una familia que la quería e ignoraba que un día se pasarían horas buscándola, esperándola sin éxito en un improvisado tanatorio madrileño. Por las tardes, Danuta regresaba a Alcalá y limpiaba aquí y allá por horas. Eran, dicen todos, una mujer reservada, amable, cuidadosa, a la que nunca oyeron una crítica sobre otra persona, ni una mala palabra. Había estudiado costura y le gustaba salir, bailar, leer novelas románticas, cocinar recetas polacas. Sus amigos y su hermano Andrej -que se instaló hace no mucho en Alcalá animado por ella- se pasaban ayer de mano en mano como una reliquia el álbum de fotos de la última fiesta, celebrada hace apenas diez días. En las imágenes se ve a una Danuta relajada, morena, con aspecto de española y sonrisa franca. Ayer, todo lo que Danuta fue un día esperaba en el Tanatorio Sur de Madrid a que la burocracia permita su regreso a Grodzisko Dolne, el pueblo donde nació en Polonia y de donde partió ilusionada hace cinco años. La comunidad polaca en Alcalá es muy extensa, tiene ya tradición y solera. Se conocen, se visitan, organizan comidas y barbacoas. En una de ellas, celebrada junto al río Henares, conoció Danuta a su novio, Krysztof. Y ayer Krysztof no pudo estar mucho rato en esta celebración improvisada. No podía resistir la ausencia de la novia. Querían casarse y regresar a su tierra.-

Más información
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En