MATANZA EN MADRID | Las víctimas

ESTEBAN DE BENITO / Un manitas con mucho sentido del humor

Esteban de Benito, madrileño de 39 años, cogía siempre el tren para ir al trabajo, en una empresa de telefonía de la capital. "Sólo en verano se animaba a ir en moto", dice Nieves, su viuda. Pero el jueves 11 de marzo era un día destemplado y Esteban no dudó en tomar el camino de la estación de Santa Eugenia, el barrio donde vivían los dos con sus dos hijas de 4 y 9 años. "Me dio un beso y me dijo: 'Hala, cuerpo, quédate un poquito más en la cama". Salió del dormitorio y cerró la puerta de la casa detrás. "Y no le he vuelto a ver, porque el que vi en el Ifema no era él", dice Nieves entre soll...

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Esteban de Benito, madrileño de 39 años, cogía siempre el tren para ir al trabajo, en una empresa de telefonía de la capital. "Sólo en verano se animaba a ir en moto", dice Nieves, su viuda. Pero el jueves 11 de marzo era un día destemplado y Esteban no dudó en tomar el camino de la estación de Santa Eugenia, el barrio donde vivían los dos con sus dos hijas de 4 y 9 años. "Me dio un beso y me dijo: 'Hala, cuerpo, quédate un poquito más en la cama". Salió del dormitorio y cerró la puerta de la casa detrás. "Y no le he vuelto a ver, porque el que vi en el Ifema no era él", dice Nieves entre sollozos.

Esteban de Benito se subió en un tren que estalló en las proximidades de la estación de Atocha. "Era el hombre más cariñoso del mundo", dice Elena, amiga de la familia. Y, además, casi todo se le daba bien. "Lo arreglaba todo. Pegaba, componía, como un verdadero manitas", dice Nieves. Sus hijas no tenían mejor compañero. "Era un padre maravilloso", coinciden todos, "pendiente de sus dos hijas". En el barrio de Santa Eugenia mucha gente le recuerda, sonriente, llevando de la mano a las niñas. El fútbol le gustaba como al que más, pero los domingos las niñas le absorbían por completo. "Les había comprado ya el disco de David Bisbal", dice Elena, una amiga que intenta prestar un poco de consuelo.

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Y luego, recuerda Nieves, estaba su sentido del humor. "Fumaba a escondidas porque hace años estuvo muy malo y le prohibieron el tabaco". "Los mejores son los que se mueren", dice el padre de Nieves, que adoraba a su yerno. Las niñas están con la abuela, que ha venido de Usera para atenderlas. Esteban y Nieves llevaban toda la vida juntos. "Nos conocimos a los 18 años y ya tengo 40", dice ella. Y hubieran seguido juntos hasta el final. Sólo que ninguno imaginaba que el final estaba tan cerca.

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