MATANZA EN MADRID | Las víctimas

ENRIQUE GARCÍA GONZÁLEZ / Murió ayudando

Dominicano de 28 años, instalador de calderas y aire acondicionado, le encantaba la bachata y el merengue. Sacaba a bailar a cualquier chica en las discotecas que frecuentaba. Su canción favorita, Presumida, de Eddy Herrera. Lo cuenta su viuda, Jessica, en un intento de recuperar la memoria de vitalidad de su chico. Puro nervio latino. "Recuerdo el miércoles como uno de los días más felices de mi vida. Enrique fue a la empresa a devolver unas herramientas, pero volvió enseguida y pasamos el día juntos. Fuimos a que le cortaran el pelo y, de regreso a casa, estuvimos riendo, bailando, br...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Dominicano de 28 años, instalador de calderas y aire acondicionado, le encantaba la bachata y el merengue. Sacaba a bailar a cualquier chica en las discotecas que frecuentaba. Su canción favorita, Presumida, de Eddy Herrera. Lo cuenta su viuda, Jessica, en un intento de recuperar la memoria de vitalidad de su chico. Puro nervio latino. "Recuerdo el miércoles como uno de los días más felices de mi vida. Enrique fue a la empresa a devolver unas herramientas, pero volvió enseguida y pasamos el día juntos. Fuimos a que le cortaran el pelo y, de regreso a casa, estuvimos riendo, bailando, brincando y viendo el partido de fútbol". Jessica, de aspecto muy juvenil, observa un punto fijo en la pared del tanatorio de Móstoles con la mirada perdida.

Más información

De padre español y madre dominicana y afincado en España desde hacía 12 años, Enrique García González no se lo pensó dos veces cuando oyó la explosión del tren que llegaba al andén de Atocha. Corrió hacia el convoy para ayudar y la segunda explosión le pilló de lleno. Murió en el acto. Deja huérfanos a tres niños varones de dos, cuatro y seis años. Enrique vivía en Móstoles y trabajaba en Pinto. Para desplazarse tomaba el tren de cercanías hasta Atocha y allí cambiaba de andén para coger otra línea que le llevaba a su destino. Manuel, su primo hermano y compañero de trabajo, le define como un chico dinámico y sincero, y con una gran capacidad de trabajo. "Era un latino auténtico, le encantaba bailar, tomar un trago, y en cuanto observaba unos minutos a cualquier persona lograba imitarla de manera increíble". "Hay tres niños pequeños que necesitan el apoyo de todo un país", añade Manuel.

Y Jessica cuenta cómo su chico, tras viajar por última vez a la República Dominicana el pasado diciembre, le comentó su deseo de volver para quedarse. Enrique será repatriado el próximo miércoles.-

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO