Reportaje:ATLETISMO | Campeonatos del Mundo de pista cubierta

Una especialidad muy española

La saturación de competiciones provoca un gran número de ausencias en la cita de Budapest

Tres Mundiales en cuatro años parece excesivo hasta para un deporte tan vital como el atletismo, que ha pasado del vacío casi absoluto de competiciones -hasta 1983 los grandes atletas de élite malvivían concentrando sus esfuerzos y sus mejores prestaciones en la cuatrienal cita olímpica- a una saturación tal que obliga a los mejores a seleccionar cuidadosamente sus apariciones. Desde 1983, los atletas cuentan con un Mundial al aire libre y otro en pista cubierta cada dos años, los impares; los Juegos cada cuatro, y -los atletas de Europa- los Europeos también cada cuatro. Y por si fuea poco, l...

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Tres Mundiales en cuatro años parece excesivo hasta para un deporte tan vital como el atletismo, que ha pasado del vacío casi absoluto de competiciones -hasta 1983 los grandes atletas de élite malvivían concentrando sus esfuerzos y sus mejores prestaciones en la cuatrienal cita olímpica- a una saturación tal que obliga a los mejores a seleccionar cuidadosamente sus apariciones. Desde 1983, los atletas cuentan con un Mundial al aire libre y otro en pista cubierta cada dos años, los impares; los Juegos cada cuatro, y -los atletas de Europa- los Europeos también cada cuatro. Y por si fuea poco, la IAAF, para preservar su Mundial al aire libre, ha decidido que a partir de este año el de pista cubierta pase a disputarse los años pares, con lo que hubo Mundial indoor en 2001 (Lisboa), 2003 (Birmingham) y también lo habrá en 2004 (Budapest). Éste es un año olímpico, además, luego no es extraño que muchos de los grandes nombres del último Mundial al aire libre, el de París, en agosto, no aparezcan por la capital húngara.

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En Budapest no estarán ni los grandes del fondo de París -El Guerruj, Bekele, Gebrselasie, Baala- ni los grandes de la velocidad, y sólo unos pocos de los destacados en saltos y lanzamientos. Y los que llegan, sobre todo los estadounidenses, que agregan a la crisis endémica del medio fondo y el fondo, la sobrevenida -vía escánadalo THG, el anabolizante que ha desnudado las pistas norteamericanas y británicas- de la velocidad. Por primera vez ninguno y, salvo la eterna Gail Devers, ninguna de los grandes favoritos en las pruebas de velocidad, de 60 a 400 metros, es de Estados Unidos.

Pero estas premisas, sin embargo, no deberían afectar a la valoración de la actuación del equipo español, una selección muy numerosa -la tercera en bloque tras EE UU y Rusia- que presenta por primera vez la esperada, tras la Superliga de 2003 en Florencia, superioridad númerica de las mujeres (18) sobre los hombres (14). Al atletismo español siempre se le han dado bien los Mundiales indoor -27 medallas desde 1985, la novena potencia mundial-, quizás porque de su entorno atlético es el país que más valor concede a la cita. Los atletas, que nunca olvidan que el objetivo de 2004 es Atenas, necesitan estas pruebas para recibir una recompensa a su duro trabajo invernal. Éstos de Budapest, liderados por Marta Domínguez (3.000 metros) y Mayte Martínez (800), se la darán. Los técnicos esperan además éxitos de Martínez, el ganador del peso en 2003, Canal (400), Reina (800), Higuero (1.500), Penti (3.000), Lamela (longitud), Alozie (60 vallas), Natalia Rodríguez (1.500) y Beitia (altura).

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