Crítica:ROCK | Limp Bizkit

Sin desplantes

Desafiando al frío, que dejaba los pies como bloques de hielo, y a una pobre entrada que nunca superó los cuatro mil asistentes en un recinto en el que caben doce mil, los norteamericanos Limp Bizkit se dispusieron a presentarse ante el público madrileño tras la espantada que protagonizaron en Festimad hace unos años. Previa a su actuación, el cuarteto Beholder, de Alcalá de Henares, desgranó un fogoso repertorio en el que se pudieron leer con claridad las influencias del grupo: Machine Head, Coal Chamber, Clawfinger... Presentaban las canciones de su último disco, Sol, y lo cierto es q...

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Desafiando al frío, que dejaba los pies como bloques de hielo, y a una pobre entrada que nunca superó los cuatro mil asistentes en un recinto en el que caben doce mil, los norteamericanos Limp Bizkit se dispusieron a presentarse ante el público madrileño tras la espantada que protagonizaron en Festimad hace unos años. Previa a su actuación, el cuarteto Beholder, de Alcalá de Henares, desgranó un fogoso repertorio en el que se pudieron leer con claridad las influencias del grupo: Machine Head, Coal Chamber, Clawfinger... Presentaban las canciones de su último disco, Sol, y lo cierto es que temas como Gasolina o Zen no dejaron indiferente a un público que no paró de botar.

A eso de las nueve aparecían Limp Bizkit y lo primero que hizo su avispado cantante, Fred Durst, fue pedir disculpas por el citado plantón dado a su parroquia madrileña y, acto seguido, bajar a cantar entre los achuchones del público, aunque protegido, eso sí, por dos miembros de su equipo de seguridad. Con una cuidada puesta en escena y unas luces más que sobresalientes, la banda arrancó con un clásico rabioso, My generation, continuando la sacudida con otra descarga: My way. Excelente sonaban la guitarra eléctrica de Borland, la contundente base rítmica y los platos del dj. Pero, sobre todo, el papel del cantante solista, un atleta con fuerza para rapear con convicción, dar saltos y correr por todo el escenario, destacó por encima de sus socios. También es curioso reseñar que da la impresión de que el grupo de Jacksonville (Florida) lleva los coros del público pregrabados. Asimismo llevan dos supuestos espontáneos que se saben perfectamente la letra de la canción correspondiente y además bailan estupendamente; como les permiten estar allí toda la canción, tal y como son las bandas norteamericanas con el tema de la seguridad, lo cierto es que a todo el mundo le pareció que los citados espontáneos acompañan al grupo a lo largo de toda la gira como parte del show.

Limp Bizkit + Beeholder

Limp Bizkit: Fred Durst (cantante), Wes Borland (guitarra), Sam Rivers (bajo), John Otto (batería) y DJ Lethal (platos). La Cubierta de Leganés. Madrid, 29 de febrero.

Detalles de mercadotecnia aparte, Limp Bizkit ofreció un más que aceptable concierto, esta vez sin desplantes, ante un grupo que disfrutó con su mezcla de rap y metal.

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