Reportaje:ELECCIONES 2004

La trastienda de un mitin

El momento estelar llega cuando las televisiones realizan las conexiones en directo para sus informativos

Ana lleva toda la noche dando órdenes. Es una de las responsables de la empresa de producción contratada por el Partido Popular para organizar sus actos de campaña. A las once se derrumba en un sillón, desde donde sigue dirigiendo el tráfico de operarios. "El atril, lo envolvéis en moqueta", ya casi no le sale la voz. Sabe que lo peor llegará con el arranque de campaña: "el material debe estar en condiciones cada día, muchas veces te avisan con un solo día de antelación... ¡una locura!".

Un par de horas antes, el candidato a la presidencia del Gobierno Mariano Rajoy concluye su interven...

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Ana lleva toda la noche dando órdenes. Es una de las responsables de la empresa de producción contratada por el Partido Popular para organizar sus actos de campaña. A las once se derrumba en un sillón, desde donde sigue dirigiendo el tráfico de operarios. "El atril, lo envolvéis en moqueta", ya casi no le sale la voz. Sabe que lo peor llegará con el arranque de campaña: "el material debe estar en condiciones cada día, muchas veces te avisan con un solo día de antelación... ¡una locura!".

Un par de horas antes, el candidato a la presidencia del Gobierno Mariano Rajoy concluye su intervención con la confianza de que ganará las elecciones, el público se agita, y une su voz en un grito: "Mariano presidente". En dos horas no quedará en el local ni el eco de sus promesas. Un batallón de montadores, técnicos y especialistas comienza a recoger sus equipos y a desmontar el escenario.

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Es el complejo ritual del mitin. Un cruce entre coordinación y logística que arranca un generoso bocado a los presupuestos electorales de cada partido. El PSOE habrá gastado cuando termine la campaña dos millones de euros en actos y mítines, un 19,5% de su presupuesto para estos comicios. El PP invertirá sólo en los actos públicos del presidente del Gobierno y de su candidato 700.000 euros.

Un mitin en un recinto pequeño, de unas 300 personas, no supera los 1.500 euros. Para actos de entre 3.500 y 5.000 personas se invierte entre 10.000 y 30.000 euros, y los cierres de campaña no bajan de los 48.000 euros. Sólo el alquiler de un espacio adecuado para estas grandes fiestas electorales, como la plaza de toros de Vista Alegre de Madrid, cuesta 18.000 euros. Una pantalla gigante de 12 metros engorda el balance de gastos en 5.000 euros, y si además se contrata a un grupo musical para amenizar la velada el desembolso ronda los 2.800 euros.

La organización de actos públicos empieza a gestarse varios meses antes de la convocatoria de elecciones, cuando los partidos ya ojean recintos que respondan a sus previsiones en cada ciudad. Las direcciones nacionales de las principales formaciones asumen la coordinación de los actos en los que participarán los líderes: en la sede de Génova se ocupan sólo de Rajoy y Aznar; y en Ferraz se encargan de todo lo relacionado con las apariciones públicas de José Luis Rodríguez Zapatero, de los dirigentes del partido y de los candidatos más relevantes. Mientras, las organizaciones provinciales de ambos partidos arriman el hombro para organizar los mítines de los cabeza de lista de cada provincia.

Para los primeros espadas, con mayor poder de convocatoria y con una escenografía más espectacular, los partidos alquilan salones de hoteles, auditorios, pabellones deportivos, palacios de congresos, plazas de toros y hasta campos de fútbol. Los diputados provinciales tienen que conformarse con locales cedidos gratuitamente por los ayuntamientos, que las juntas electorales correspondientes ponen a disposición de los partidos: aulas de colegios, recintos culturales.... Dependiendo del tipo de recinto, de su equipamiento y de los oradores, un mitin puede salir casi gratis, o llegar, como los multitudinarios cierres de campaña, hasta los 60.000 euros.

El presupuesto electoral de los partidos está gestionado por sus direcciones nacionales, que asignan un porcentaje a cada organización provincial, en función de la población, de sus intereses estratégicos y del caché de su cabeza de cartel. Ese porcentaje se destina casi íntegramente a movilizar al electorado de la región para que se cumplan las previsiones de asistencia en todos los actos, ya sean de líderes nacionales o provinciales. Coches con megafonía, anuncios, envío de cartas a afiliados, simpatizantes y colectivos, contratación autobuses... Cualquier recurso es bueno para sumar voces, aplausos y, sobre todo, votos.

Después de los esfuerzos de movilización no quedan muchos euros. Lo poco que sobra en las sedes provinciales se invertirá en alquilar algún recinto, en el refuerzo de papeletas y carteles, en la contratación suplementaria de publicidad, y en lo que llaman quincallería: mecheros, pegatinas e insignias. Las papeletas de voto, banderolas y carteles llegan desde la sede central, junto con manuales de campaña cargados de instrucciones, un poco de protocolo y recomendaciones de identidad corporativa.

Juan Manuel Aceña, responsable de marketing, publicidad y promoción de actos públicos del PSOE, afirma que "el trabajo de las agrupaciones locales y provinciales es vital para que la asistencia responda a las expectativas". Y estos cálculos son tremendamente complicados. Juan Carlos Vera, secretario de organización del PP, lo sabe perfectamente: "ni puedes pasarte ni quedarte corto, y a veces es necesario corregir las previsiones. "¿Qué es mejor", se pregunta, "llenar un polideportivo y que se queden miles de personas en la calle o contratar un estadio de fútbol con una capacidad de 60.000 personas y que vayan 45.000, como pasó en Mestalla? Yo prefiero que puedan entrar todos aunque no esté repleto. Pero si no se llena, los medios lo califican de fracaso...".

Sin contar con otros factores que pueden desbaratar las previsiones "como nos ha pasado con el mitin de Rajoy en Santander, que coincidió con el encuentro del Madrid y el Bayern. Eso nos obligó a buscar un local más pequeño que el inicialmente previsto, porque contra el fútbol no puedes luchar", sentencia. El equipo de coordinación y producción de actos públicos del PSOE, formado por 25 personas, se refuerza en campaña con más de 400 efectivos.

Los partidos prefieren manejar directamente la coordinación de sus mítines; sin embargo hay un inmenso trabajo de producción que se adjudica a empresas especializadas. Algunas llevan muchos años trabajando en eventos relacionados con la política, pero también son reconocidas por su trabajo en iluminación de películas, montaje y retransmisión de conciertos, diseño de platós, retransmisiones deportivas y producciones audiovisuales para la pequeña y la gran pantalla.

La mayoría son grandes firmas que hacen toda la campaña para un partido; pero otras, como la de Pedro con 7 trabajadores, dedicada al manejo de cámaras remotas, se tienen que conformar con un puñado de noches. Y otras, como la de la familia de Pablo, de 18 años, que alquila material para bodas, bautizos, comuniones y lo que se tercie, consiguen un contrato de un solo día. Mientras recoge sillas tras un mitin socialista en Vigo, comenta que en invierno no hay casi trabajo pero que la televisión gallega les llama bastante.

Con la agenda cargada hasta lo imposible no hay tiempo para nada. Los recintos se alquilan para un solo día. Las caravanas de los líderes van irremediablemente seguidas de dos o tres camiones en los que se transporta la escenografía y los equipos de iluminación y sonido. El montaje comienza al amanecer y se completa antes de ocho horas. Antes de medianoche el material volverá a los camiones. Las características del recinto y el despliegue del acto determinarán el número de personas necesarias para cada tarea: cámaras de televisión, operarios de montaje, técnicos de sonido e iluminación, conductores... A éstos hay que sumar los militantes que colaboran en cada acto. Y coordinadores, muchos coordinadores: de la empresa de producción, de las secretarías de organización de los partidos, de las organizaciones provinciales... "Somos expertos en nuestras áreas. El segundo día, cuando ya has visto la mecánica, todo encaja perfectamente", dice Ángel, mientras recoge sillas y banderolas.

La media de edad de los operarios y técnicos, que desaparecen durante el transcurso del mitin para aparecer cuando se apagan los focos, es de 27 años. La mayoría tiene contratos precarios. A otros sólo les llaman cuando hay trabajo extra. No volverán a dormir en casa hasta dentro de 20 días y les da igual hacer un mitin que un concierto o un partido de fútbol. "Es trabajo. Claro que siempre hay cosas más divertidas...". Fran, un técnico de 33 años, no sabe ni dónde va a estar mañana: "Nos vamos a Málaga creo, a un mitin del PP o del PSOE. No sé. Da igual". Se queja de la precariedad: "Me pagan mal como en todos los sitios. A ver si el que gane cumple lo que promete y mejoran las cosas".

Los mítines están protegidos por un número de agentes, que determina la Delegación del Gobierno correspondiente. Para evitar incidentes dentro y fuera del recinto también se echa mano de la seguridad privada y de la colaboración de los afiliados. Manuel, un militante condecorado con la acreditación de "personal de orden", aseguraba orgulloso, el día 18, en Vigo: "todos tenemos que ayudar en lo que podamos".

Preparación de un polideportivo en Vigo para un mitin del PSOE.ELSA GRANDA

La televisión manda

Los jefes de campaña no respiran hasta después de los telediarios. El secretario de organización del PP cuenta que los momentos previos a una conexión son angustiosos porque "siempre hay otros candidatos o personalidades que intervienen antes que el líder, se van acumulado retrasos, ves que las televisiones están a punto de conectar y que la persona que está en el escenario no acaba. Después de las noticias", asegura, "ya estás tranquilo". Por eso no es extraño ver cómo los que preceden en el escenario a Rajoy y a Zapatero no dejan de mirar el reloj. Cada partido tiene sus propios métodos para alertar del momento en el que el candidato debe lanzar sus palabras más contundentes. El PSOE sitúa frente al escenario un gran foco rojo que se enciende segundos antes de la conexión. Sin embargo, el PP ha dado un salto al refinamiento tecnológico con unos atriles de última generación -reservados sólo para Rajoy y Aznar- en los que se han incrustado dos pequeños monitores. En uno se emite el desarrollo íntegro del acto y en el otro, la señal de las televisiones. Un pequeño sistema de luces, también integrado en el atril, advierte al líder de la conexión con las noticias. Estos modernísimos atriles están provistos, además, de un sistema hidráulico que ajusta su altura en función de la estatura del orador. "Las pantallas son un encargo específico del PP. Sólo hemos tenido 10 días para terminarlas, y aunque este atril es un prototipo, mañana ya estarán listos los definitivos", comenta un técnico que se pelea con los cables tras un acto del PP, el día 20 en Madrid. Para los mítines centrales los partidos utilizan sus propios equipos o alquilan cámaras de televisión y unidades móviles, que emiten la señal a Hispasat. Con los parámetros del satélite cualquier televisión o ciudadano normal puede seguir el mitin en directo.

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