FÚTBOL | 24ª jornada de Liga

Beckham y Guti, bajas por tarjetas para Montjuïc

Beckham y Guti, la pareja de medios centro improvisados que mueve al Madrid, recibieron una tarjeta amarilla, cada uno, que no les permitirá jugar contra el Espanyol, en Montjuïc.

Las amonestaciones pusieron de manifiesto el nuevo talante de estos jugadores, que han forzado su naturaleza creativa para cumplir un trabajo organizativo en los barracones de la zona ancha, donde debieron vérselas cara a cara con Baraja y Albelda, especialistas de la escoba y la estopa.

Hubo intercambio de golpes en el medio campo del Bernabéu, verdadero atolladero, terreno abonado a las cartulinas. Po...

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Beckham y Guti, la pareja de medios centro improvisados que mueve al Madrid, recibieron una tarjeta amarilla, cada uno, que no les permitirá jugar contra el Espanyol, en Montjuïc.

Las amonestaciones pusieron de manifiesto el nuevo talante de estos jugadores, que han forzado su naturaleza creativa para cumplir un trabajo organizativo en los barracones de la zona ancha, donde debieron vérselas cara a cara con Baraja y Albelda, especialistas de la escoba y la estopa.

Hubo intercambio de golpes en el medio campo del Bernabéu, verdadero atolladero, terreno abonado a las cartulinas. Por esa zona llevó el Valencia el juego del Madrid, como por un embudo, hacia la trinchera de Ayala.

Ocurrió exactamente lo que temían los madridistas, técnicos incluidos: que el partido se volviera físico, que la guerra fuera de desgaste. El cansancio les pesaba desde el cruce en la Copa del Rey contra el Sevilla. Los minutos de la Liga de Campeones tampoco se acumulan en vano. Y el Valencia contaba con la ventaja de competir menos. Ayer, por lo tanto, el tiempo estaba de parte del conjunto que dirige Rafa Benítez.

El palco, saturado de miembros del Gobierno y fuerzas vivas, no se complació con un espectáculo de los que alegran la vista. El Valencia no dio dos pases seguidos y el Madrid no anduvo mucho mejor, de tan perfectamente parados en el campo como estaban, marcando uno al otro.

En el fondo sur, mientras tanto, se anunciaron nuevas tendencias culturales. En vista del poco caudal de voz que tiene el estadio, los muchachos han cambiado el canto por la literatura. Así, Ultras Sur comenzó recordando a Cañizares su noche aciaga en la final de la Liga de Campeones de 2001, en Milán -"¡Cómo llorabas, Cañete; cómo llorabas...!", entonó-, y terminó levantando toda una serie de pancartas alusivas a la presunta conspiración antimadridista reinante en el mundo y causante, entre otros desmanes, de la ausencia de Zidane por sanción.

Tan pocas emociones se vivieron con la pelota en movimiento como cuando estaba quieta. A balón parado, el Madrid sigue siendo una lástima. En el primer tiempo, el equipo dispuso de cinco ocasiones para marcar al borde del área de Cañizares, dos de Beckham y tres de Roberto Carlos, entusiasmado con su último éxito ante el Málaga. Y el caso fue que las cinco tuvieron un destino banal: la barrera o los graderíos.

Roberto Carlos estuvo en su línea de aciertos. Lo que sorprende es la caída que ha sufrido Beckham en la práctica de un arte que le ha hecho famoso y millonario. ¿Dónde están sus salchichas?

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