Reportaje:

Adultos jugando a soldaditos

Jaén acoge el campeonato ibérico de simulación de batallas históricas con miniaturas de plomo

¿Quién dijo que jugar a soldaditos es tarea de niños? Que se lo pregunten al medio centenar de adultos, llegados de todos los puntos del país, que el último fin de semana se han dado cita en Jaén para participar en el campeonato ibérico de simulación de batallas históricas con miniaturas de plomo. Un hobby que combina, por un lado, la afición por el modelismo estático en tamaño miniatura y, de otro, su pasión por jugar a estrategas y ponerse al frente de ejércitos históricos.

"¿Qué siento jugando a esto?, pues por encima de todo descargar toda la adrenalina", señalaba el jiennense Pedro...

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¿Quién dijo que jugar a soldaditos es tarea de niños? Que se lo pregunten al medio centenar de adultos, llegados de todos los puntos del país, que el último fin de semana se han dado cita en Jaén para participar en el campeonato ibérico de simulación de batallas históricas con miniaturas de plomo. Un hobby que combina, por un lado, la afición por el modelismo estático en tamaño miniatura y, de otro, su pasión por jugar a estrategas y ponerse al frente de ejércitos históricos.

"¿Qué siento jugando a esto?, pues por encima de todo descargar toda la adrenalina", señalaba el jiennense Pedro José Martos, uno de los anfitriones del torneo que por primera vez se celebraba en la capital jiennense. Pedro José lleva desde que era niño coleccionando soldaditos de plomo y muchos años participando en estos campeonatos en otros puntos de España. "Es una especie de partida de ajedrez, pero con el aliciente de poner en liza cada jugador un ejército elaborado por él mismo con mimo y destreza intentando recrearlo al máximo con el original de cada época histórica", agregó este jiennense.

Como él otros muchos apasionados de las miniaturas de plomo llegaron de toda la geografía española para recrear en sus tableros de juego las grandes batallas de la historia. Cada uno de ellos tiene una profesión diferente -médicos, funcionarios, abogados, empresarios, etcétera-, pero un denominador común: los ejércitos en miniatura de plomo. El navarro Félix Latresa aseguraba que tiene al menos cuatro grandes colecciones de ejércitos diferentes, cada una de ellas de casi un centenar de pequeñas piezas. Otro jugadores, como Juan Miguel Morillas o Pedro Jesús Sánchez también presentaron sus mejores galas para la ocasión.

El campeonato, organizado por la Asociación de Modelismo Estático Prima Cohorte, se jugó atendiendo al reglamento De Bellis Multitudinis (DBM), que da nombre en todo el mundo a la simulación de batallas con soldaditos de plomo sobre un tablero con terreno a escala. Los ejércitos históricos elegidos van desde el tiempo de los faraones egipcios hasta el comienzo del Renacimiento en Europa. Los aficionados montas y pintan ejércitos de 40 a 100 piezas, que completan con toda la infantería, caballería, camellos, elefantes, carros, catapultas, etcétera.

Las reglas del juego regulan aspectos como la distancia que pueden mover cada turno, cómo funcionan las emboscadas, cuándo se colapsa un ejército a causa de las bajas sufridas y otras facetas de la guerra en la antigüedad. Se usan dados para decidir cuántos movimientos puede hacer un jugador cada turno, simulando la limitada capacidad de un general para dar órdenes y controlar a sus tropas y para resolver combates entre tropas que pueden dispararse o combatir cuerpo a cuerpo. Una partida, que dura de dos a cuatro horas, representa una batalla, que puede ser histórica o un encuentro imposible entre ejércitos separados por el tiempo o el espacio.

Pedro José Martos es consciente de que se trata de un hobby como cualquier otro y, como tal, no le importa pagar de 50 a 60 euros por ejército para las figuras sin pintar. "A partir de ahí entra en juego un esmerado proceso artesanal que a mí me satisface casi tanto como jugar la partida", indicaba. Hay gente que pinta y vende ejércitos ya acabados, pero en este caso supera los 300 euros y puede llegar a 600. El reglamento del DBM no sólo se aplica en España, también en la mayor parte de los países anglosajones, donde esta afición está mucho más extendida. Como no podía ser de otra manera, la victoria en el torneo es de quien destruye o desmoraliza a la mitad del ejército enemigo antes de que él lo logre.

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De la batalla de Baécula al triunfo en Bailén

El torneo de simulación de batallas históricas con miniaturas de plomo tuvo lugar en el Antiguo Casino de Artesanos de la capital jiennense, y fue posible gracias a la ayuda que le brindó el plan Urban del Ayuntamiento, destinado a la revitalización del casco antiguo jiennense.

Los organizadores del concurso pidieron a los participalentes que se aportaran ejércitos de la época medieval. Y es que la provincia de Jaén, y en concreto el territorio entre las Navas de Tolosa y Granada, simboliza las luchas entre los reinos de Granada y Castilla.

Tanto la Junta de Andalucía como la Diputación Provincial de Jaén han puesto en marcha incluso una ruta turística que recorre los escenarios de las grandes contiendas históricas en la provincia.

Entre estos episodios históricos destacan la batalla de Baécula que enfrentó a romanos y cartagineses en el año 212 a. C; la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212, que tenía carácter de cruzada ante el inexorable avance de los almohades hacia la cristiandad; o la batalla de Bailén de 1808, en la que las invencibles tropas napoleónicas fueron derrotadas por el ejército español, capitaneadas por el general Castaños.

Precisamente en la última edición de la Feria Internacional de Turismo, Fitur 2004, celebrada a finales de enero en Madrid, la Diputación de Jaén presentó su nuevo producto turístico titulado Ruta de las Batallas y de los Castillos, un proyecto coordinado por el escritor jiennense Juan Eslava Galán, que ha sido el autor de los textos que recrean los escenarios de las grandes batallas que tuvieron lugar en tierras de Jaén.

Con todo, actualmente sólo pueden visitarse algunos castillos y fortalezas toda vez que los escenarios de las batallas no han sido aún acondicionados. Ni siquiera el Ayuntamiento de Bailén ha hecho efectivo todavía su compromiso de construir un centro de interpretación y un museo sobre la batalla de Bailén.

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