VISTO / OÍDO

La urna que viene

Salió aquí ayer la primera encuesta con cierta garantía para las elecciones generales. Una mayoría considerable preferiría un cambio de partido en el Gobierno; pero una mayoría va a votar a éste. Retrato del país: distingue lo que no le gusta de lo que quizá no le convenga. El partido socialista se ha hecho confuso, incierto, oscuro, vacilante: ¿y si ganásemos menos dinero con él? La desgracia empezó en Suresnes, cuando se acabó con el antiguo socialismo: González depuró a la izquierda, volvió a la tradición anticomunista, creó una socialdemocracia al estilo de la Europa provincial de Estados ...

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Salió aquí ayer la primera encuesta con cierta garantía para las elecciones generales. Una mayoría considerable preferiría un cambio de partido en el Gobierno; pero una mayoría va a votar a éste. Retrato del país: distingue lo que no le gusta de lo que quizá no le convenga. El partido socialista se ha hecho confuso, incierto, oscuro, vacilante: ¿y si ganásemos menos dinero con él? La desgracia empezó en Suresnes, cuando se acabó con el antiguo socialismo: González depuró a la izquierda, volvió a la tradición anticomunista, creó una socialdemocracia al estilo de la Europa provincial de Estados Unidos; creyó más en el dinero que en la moral social, y este gran hombre -porque lo fue- deja la política (no está en las listas); apaléenme lo que quieran, expúlsenme de las tribunas, declárenme inoportuno, aguafiestas, fastidioso y viejo tonto (eso si es bastante real), pero creo que las elecciones próximas las puede perder Felipe González desde su no ser.

Digo "las puede perder" porque aún no creo en esa encuesta y espero otras optimistas, llamando optimista a una España con Gobierno de Zapatero. Del que no estoy seguro de que quiera gobernar, tal es su actitud. Un hombre que cuando se establece el escenario real de que el PP puede tener más votos (por inercia del poder bien explotado y de la invasión de las conciencias) promete que no gobernará si no es el candidato más votado está anunciando su caída.No hará un Gobierno con Izquierda Unida, con Esquerra, con el PNV, a la catalana: no puede juntarse con aquellos a los que el PP ha despreciado y denigrado. No le vayan a tomar por rojo y a recordar que por algo los asesinaba Franco. Daña a su partido. Puede terminar en disolverse o en quedar en un margen penoso.

Quizá mientras dure aquella siembra de renuncias: al marxismo, al puño en alto, a la Internacional; la fuga hacia el centro-derecha. Mientras dure el brote de entonces hacia lo paramilitar, hacia lo parapolicial, o hacia militares y policías que mataban en la oscuridad y ascendían y algunos están en la cárcel: y que dio a un terrorismo en retirada y a un nacionalismo vasco que se adecuaba a la democracia total un espolonazo para seguir hasta donde han llegado, mientras el PP se apoderaba del antiterrorismo doctrinal y robaba el pensamiento de la izquierda. Y los pensadores.

Bueno: tranquilidad. Esperemos otra encuesta. Y que al final, Santísimo Niño del Remedio, gane Zapatero, la esperanza blanca.

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