Crónica:FÚTBOL | Vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey

El Valencia avasalla a Osasuna

El líder de la Liga se impone en el Sadar gracias a su orden y a la inteligencia de Vicente

El Valencia es lo que es por orden, por ciencia, por eso que Javier Clemente llama concepto y sin decir nada todos lo entienden. Pero el Valencia es lo que es tambien por tipos como Vicente, que están para ser, que aparecen cuando deben, de vez en cuando quizás, pero solventes, Y así, si Aimar no está de buenas por lo que sea (no tiene el día, está ultravigilado), pues hay alternativas. A veces tan sencillas como las que se producen en un instante: Aimar mira a un lado, pasa al otro, Angulo se rompe el alma con dos defensas y el balón llega a Vicente que le arrea un zapatazo con esa sob...

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El Valencia es lo que es por orden, por ciencia, por eso que Javier Clemente llama concepto y sin decir nada todos lo entienden. Pero el Valencia es lo que es tambien por tipos como Vicente, que están para ser, que aparecen cuando deben, de vez en cuando quizás, pero solventes, Y así, si Aimar no está de buenas por lo que sea (no tiene el día, está ultravigilado), pues hay alternativas. A veces tan sencillas como las que se producen en un instante: Aimar mira a un lado, pasa al otro, Angulo se rompe el alma con dos defensas y el balón llega a Vicente que le arrea un zapatazo con esa soberbia y convicción que tan propias son de los jugadores zurdos.

Osasuna está en ese camino. Javier Aguirre le ha dotado de orden, de ciencia, de posicionamiento y para los problemas de difícil solución tenía ayer a Alfredo,.un futbolista (ahora suplente) que tiene el corte de los medios centros con cintura y puntera. El problema es que Alfredo está muy lehjos de la portería y Vicente, más cerca. Tanto como está Aloisi pero su distancia con el gol es tremenda. Todo lo que hizo de bueno Alfredo lo malgastó el australiano con resoluciòn de adolescente.

OSASUNA 0 - VALENCIA 2

Osasuna: Elía; Expósito (Iván Rosado, m. 65), Cuéllar, Mateo, Antonio López; Rivero, Alfredo, Pablo García, Muñoz; Palacios (Valdo, m. 59) y Aloisi (Morales, m. 83).

Valencia: Palop; Garrido, Ayala, Pellegrino, Carboni; Baraja (Albelda, m. 67), Sissoko; Rufete (Jorge López, m. 79), Aimar, Vicente (MIsta, m. 84); y Angulo.

Goles: 0-1. M. 27. Apertura de Aimar hacia la izquierda, Angulo pelea con la defensa y el rechace cae a los pies de Vicente que sorprende a Elía con un zurdazo alto.

0-2. M.59. Centro desde la izquierda de Carboni, taconazo de Angulo que no sujeta Elía y Rufete marca.

Árbitro: Pérez Lasa. Expulso a Rivero (m. 76), por doble amonestación. Mostró tarjetas amarillas a Antonio López, Pellegrino y Palop.

Unos 10.000 espectadores en El Sadar.

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Hasta que Vicente cazóel zurdazo, el partido tenía el perfume típico de la Copa: forcejeo, ida y vuelta, disputa en todo el campo. Aquello tenía buena pinta, por intensidad y presteza. Pero el gol devolvió el partido al patio del Valencia, es decir a la gestión efectiva del balón, del tiempo y del espacio. Y entonces apareció Aimar en su mejor versión, es decir imaginando pases casi imposibles por estrechos. Incluso apareció Sissoko, un chico torpe pero poderoso, que empezó a romper por pura fortaleza física. Y así llegando y llegando a su estilo, el Valencia, creciendo Aimar poco a poco, sin prisas, nació urra jugada por la izquierda, de cara y cruz. Carboni centro hacia atrás, Angulo tocó de espuela, al portero Elía los dedos se le hicieron flanes y Rufete sentenció el resultado y la eliminatoria

Era un gol de ratificación, porque el Valencia ya era superior desde que marcó Vicente, ya tenía todo a su merced, porque Osasuna renunciaba sus principios: jugaba sin bandas, se obsesionaba con una presión tan sudorosa como ineficaz y jugando siempre por el centro a un Aloisi superado por Ayala y Pellegrino.

Con el marcador a favor, el Valencia tiene la pinta de un equipo intratable. La belleza la deja para gente como Vicente que cada diez minutos reconcilia al más escéptico con el fútbol; para Aimar, que cada quince, enseña su lustroso DNI futbolístico. Y el resto aplica el guión sin dejarse ni una línea. Tanto que Osasuna, en la segunda mitad, ni siquiera habló. Sólo Aloisi le obligó a Palop a sacar una mano en un disparo violento, rabioso, tras otro pase de Alfredo.

Era un estertor. El partido estaba muerto muchos minutos antes y ofrecido a la benventuranzas del Valencia que se manejó con soltura pero con prudencia. Se sabía ganador y decidió disfrutar. Osasuna asintió y le guardó respeto al líder

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