FÚTBOL | Copa Intercontinental: Milan-Boca Juniors

El teléfono de Dios

En los corrillos del fútbol argentino se dice que Carlos Bianchi tiene el número del teléfono de Dios, al que supuestamente llama en las instancias decisivas, cuando al equipo le hace falta una ayuda divina. Pero el entrenador se reserva la fe y el contacto más directo para las oraciones en misa, alguna mirada al cielo en momentos de festejo o de goles perdidos y la acción concreta. En 1994 creó la fundación Por un Mundo Mejor, que asiste a 1.300 niños y a la que destina lo que recauda por derechos de imagen o conferencias.

Si se tira del hilo del desánimo que padec...

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En los corrillos del fútbol argentino se dice que Carlos Bianchi tiene el número del teléfono de Dios, al que supuestamente llama en las instancias decisivas, cuando al equipo le hace falta una ayuda divina. Pero el entrenador se reserva la fe y el contacto más directo para las oraciones en misa, alguna mirada al cielo en momentos de festejo o de goles perdidos y la acción concreta. En 1994 creó la fundación Por un Mundo Mejor, que asiste a 1.300 niños y a la que destina lo que recauda por derechos de imagen o conferencias.

Si se tira del hilo del desánimo que padece ahora el entrenador, seguramente quedarán al descubierto dos motivos: el sorpresivo golpe al corazón que sufrió hace cuatro semanas su hija Brenda, de 29 años, sometida de urgencia a una angioplastia, y "las cosas que pasan alrededor del juego". Ella se recupera. Las sospechas de corrupción persisten.

Todo lo que Bianchi calla está escrito en sus gestos y en la expresión de sus ojos. En las calles, los hinchas le imploran que al menos siga como entrenador hasta el final de su contrato, en 2005. El pasado domingo la multitud cantó para él: "Vení, vení / bailá conmigo / que un amigo / vas a encontrar / y de la mano / de Carlos Bianchi / todos la vuelta vamos a dar".

Los directivos del Boca se acusan entre ellos por el traspaso al Villarreal de Battaglia. Pero el jugador se va y el negocio no se deshace. El derrotado aspirante a la jefatura de Gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri, heredero de un grupo de empresas controladas por su familia, busca ahora su reelección como presidente del Boca para retomar el protagonismo político. Los directivos de la oposición le denuncian porque supuestamente utiliza al club como pantalla para hacer negocios privados.

La prensa argentina asegura que Macri delega en un socio, Nicolás Caputo, el control de sus acciones en el fútbol español. Según el periódico Página 12, la sociedad mudó su participación del Badajoz -al que había llegado con el popular presentador de la televisión argentina Marcelo Tinelli como mascarón de proa- al Villarreal, club por el que pasaron Cagna, Palermo, Barros Schelotto..., y en el que permanecen Arruabarrena, Riquelme y Coloccini, todos ex jugadores del Boca. Según el diario, las acusaciones dan cuenta de "la generosa política financiera que caracterizó a Macri en todos estos años y que marcó un estilo en el que la economía del Boca se subordinó a los emprendimientos privados".

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