Crítica:Dave Gahan

Carisma

Jornada con sabor a los años ochenta ésta del Wintercase, festival itinerante de música independiente que pasea las nuevas tendencias del pop y el rock por toda España.

A años ochenta saben los Ellos, quienes, ante una audiencia que por lo temprano de la hora -las ocho de la tarde- apenas llenaba la mitad del recinto, volvieron a dar una lección de pop inteligente, con sentido del humor y susceptible de ser aceptado cada vez más por un público masivo. Las joyas de su último disco, Ni lo sé ni me importa, tienen la culpa.

Tras ellos, el grupo inglés Discordinated ofreció ...

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Jornada con sabor a los años ochenta ésta del Wintercase, festival itinerante de música independiente que pasea las nuevas tendencias del pop y el rock por toda España.

A años ochenta saben los Ellos, quienes, ante una audiencia que por lo temprano de la hora -las ocho de la tarde- apenas llenaba la mitad del recinto, volvieron a dar una lección de pop inteligente, con sentido del humor y susceptible de ser aceptado cada vez más por un público masivo. Las joyas de su último disco, Ni lo sé ni me importa, tienen la culpa.

Tras ellos, el grupo inglés Discordinated ofreció electro-punk con el marchamo que da ser una de las última tendencias de baile consideradas cool en su país de origen. Poco musicales y muy rítmicos, el grupo, en el que milita uno de los dj de Apollo 440, brindó una corta y oscura actuación que dejó un poco perplejos a los espectadores, quienes a esa hora llenaban ya la sala y reclamaban la presencia del solista de Depeche Mode.

Dave Gahan + Discordinated + Ellos

Sala La Riviera. Madrid, 27 de noviembre.

Dave Gahan salió pues a escena en medio del aplauso generalizado y moviéndose como una culebra rodeada de un cuarteto de orquestación rock: bajo, batería, guitarra y teclados.

Tras Dirty sticky floors, tema que abre su primer disco en solitario, Paper monsters, Dave se quitó el chaleco dejando a la vista un envidiable torso de gimnasio que meneó con la misma soltura de un Iggy Pop, aunque con voz francamente más varonil.

Fidelidad

Ante una audiencia absolutamente entregada, Gahan supo alternar sus temas nuevos con algunas perlas de los legendarios Depeche Mode -A question of time, Useless, Walking in my shoes o Personal Jesus-, haciendo las delicias de una parroquia que guarda una insólita fidelidad a esta banda.

Todo fueron coros repitiendo los estribillos, mares de brazos que se movían a un lado y a otro y sensación de triunfo por parte de Dave Gahan, que alucinó al ver cómo una joven espectadora en primera fila lloraba de la emoción a lágrima viva.

Gahan ofreció, en definitiva, un poderoso y excelente concierto que habla maravillas acerca de las posibilidades en solitario de uno de los cantantes más carismáticos que ha dado el pop inglés.

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