Reportaje:

La torreta olímpica se resiste a caer

Un fallo en los cálculos de altura impide derribar la torre de preferencia del estadio de Cádiz

La torreta olímpica de la grada de preferencia del estadio Ramón de Carranza, donde juega el Cádiz Club de Fútbol, rompió ayer todos los pronósticos y volverá el domingo a reflejar los goles del equipo cadista. Y es que la empresa encargada de las obras de remodelación del estadio amarillo fue incapaz ayer de derribar esta estructura, de 30 metros de altura, por un error en los cálculos de altura de la grúa desplazada para consumar su demolición.

Tras 49 años de historia, esta inconfundible figura azul y amarilla -que ha sido testigo de goles de grandes figuras del fútbol mundial como P...

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La torreta olímpica de la grada de preferencia del estadio Ramón de Carranza, donde juega el Cádiz Club de Fútbol, rompió ayer todos los pronósticos y volverá el domingo a reflejar los goles del equipo cadista. Y es que la empresa encargada de las obras de remodelación del estadio amarillo fue incapaz ayer de derribar esta estructura, de 30 metros de altura, por un error en los cálculos de altura de la grúa desplazada para consumar su demolición.

Tras 49 años de historia, esta inconfundible figura azul y amarilla -que ha sido testigo de goles de grandes figuras del fútbol mundial como Pelé, Maradona, Di Stefano, Cruyff, Butragueño, Romario o Mágico González- esquivó el trallazo de la maquinaria de grandes dimensiones que se proponía convertirla en escombros en unos minutos.

El fondo sur y la preferencia del estadio del Cádiz han sido derribados en los últimos meses porque va el campo va a ser remodelado. Con todo, quedaba por demoler la torreta, una de las figuras más simbólicas del paisaje urbano de la ciudad. Después de sucesivos aplazamientos, los encargados fijaron a las 16 horas de ayer el momento definitivo para tumbar esta estructura.

Unos 500 aficionados se sentaron en la grada de enfrente de tribuna para no perderse la desaparición de este icono amarillo. Sin embargo, desde un principio se percataron de que algo no funcionaba. La grúa no podía alzarse a una superficie de tierra de metro y medio de altura preparada para la ocasión. Tras reducir la inclinación de la rampa, la maquinaria pudo ascender. Entonces, el maquinista extendió la grúa y alargó el brazo articulado que acababa en una pinza que debía golpear de arriba abajo la torreta para que fuese cayendo lateralmente por trozos. La incredulidad fue mayúscula en el presidente del Cádiz, Antonio Muñoz, cuando contempló que a la grúa le faltaban unos dos metros para equipararse a la altura de la torreta. "Por razones de seguridad los técnicos han decidido aplazar el derribo y traer una grúa mayor en los próximos días", explicó Vicente Sánchez, concejal de Deportes del Ayuntamiento de Cádiz.

Tras sobrevivir a su anunciada defunción, el público desalojó el estadio con palmas al ritmo de tanguillos en homenaje a la torreta, con silbidos al maquinista de la grúa y con chistes y pitorreo porque, según gritaba un cadista, "esto ha sido una gran chapuza".

Así las cosas, la mofa de los aficionados se prolongó al foro cadista en la página web oficial del Cádiz: www.cadizcf.com. Decenas de socios intercambiaban mensajes de humor y en favor de la torreta. "Mira que le dieron un golpe con la máquina esa cutre, que decían que si era su verdugo, pero porque la torre ni se inmutó. Se cachondeó del verdugo y de paso le guiñó un ojo a toda la gente que estaban en tribuna esperando su muerte, como si les dijese: '¡qué picha!, ¿qué pensabais que me iba a ir tan pronto? Si el Cádiz juega el domingo, me lo iba a perder, además me van a sacar por la tele", decía un mensaje.

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