ATLETISMO | Campeonatos del Mundo de París

Yago Lamela y Natalia Rodríguez, a romper barreras

Yago Lamela está como un toro. "Estoy increíble", dice él mismo. "Estoy increíble de velocidad y de fuerza. Y técnicamente empiezo a tener las cosas claras". "Yago está para saltar más de 8,60", añade su entrenador y gurú, Rafael Blanquer. Cuenta el técnico que le veía tan fuerte, tan rápido, tan seguro, que hace ocho días le tuvo que organizar un control. "Y aunque corríamos el riesgo de que batiera el récord de España en una prueba interna necesitábamos hacerlo para que Yago viera de lo que era capaz, cogiera confianza para París y al mismo tiempo asustara a sus rivales".

Saltó 8,53 m...

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Yago Lamela está como un toro. "Estoy increíble", dice él mismo. "Estoy increíble de velocidad y de fuerza. Y técnicamente empiezo a tener las cosas claras". "Yago está para saltar más de 8,60", añade su entrenador y gurú, Rafael Blanquer. Cuenta el técnico que le veía tan fuerte, tan rápido, tan seguro, que hace ocho días le tuvo que organizar un control. "Y aunque corríamos el riesgo de que batiera el récord de España en una prueba interna necesitábamos hacerlo para que Yago viera de lo que era capaz, cogiera confianza para París y al mismo tiempo asustara a sus rivales".

Saltó 8,53 metros y se asustó a sí mismo. "Pero más importante que la marca, me da más confianza el hecho de que salté con regularidad varias veces por encima de 8,30 metros, como quien no quiere la cosa", dice. Habla como si emitiera un suspiro de alivio, como si hubiera visto el abismo muy cerca y no sólo no hubiera caído sino hubiera salido rebotado hacia mayores alturas. Después de proclamarse subcampeón del mundo en Sevilla con 8,56 metros, Lamela fracasó en Sydney, donde no llegó a la final, y cambió de entrenador y ciudad. Se fue a Madrid desde su Avilés y no se adaptó al cambio. "Cuando llegué a Valencia, hace año y medio, para entrenarme con Blanquer, no podía saltar ni ocho metros, estaba agarrotado. Pero Blanquer es el mejor entrenador del mundo y con él he evolucionado muchísimo. Así que ahora tengo cierto nerviosismo por lo que puedo ser capaz de hacer y por lo que se espera de mí. Y porque voy a tener grandes rivales".

Grandes rivales se resume en uno, en el cubano Iván Pedroso, actual campeón olímpico y cuatro veces campeón mundial, que, además de su calidad y elasticidad contrastadas, cuenta con una habilidad única: llegado el momento clave, el salto decisivo, siempre lo hace bien o mejor. Antes de verse en la final del viernes, sin embargo, ambos deberán pasar hoy la fase previa, en la que se piden 8,15 metros. "Intentaré hacer un solo salto tranquilo para no forzar mucho", prometió el saltador asturiano.

Si Lamela piensa en la barrera de los 8,60 metros, Natalia Rodríguez, la dulce mediofondista de Tarragona, tampoco le hace ascos a la de los cuatro minutos, la que separa a las buenas de las muy buenas en los 1.500 metros. "Sí, creo que soy capaz de bajar de cuatro minutos", dijo con una seguridad desarmante. Natalia Rodríguez es una atleta con una trayectoria personal y meditada que sin hacer mucho ruido se ha colado entre la elite mundial de la media distancia. Su primera consagración llegó hace mes y medio en la reunión de la Golden League de París, donde ganó. Y la segunda deberá llegar en el Mundial.

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