Crítica:MÁLAGA | LA LIDIA

Un manso de carreta

Las infamantes banderillas negras proclamaron que el primer toro no era sino un buey al que acababan de desuncir del arado con el que labraba los predios de su señorito. Sin picar, costó Dios y ayuda banderillearlo y, más ayuda todavía, matarlo. Ricardo Ortíz se ajustó en los lances de recibo al cuarto, mientras que con la muleta brilló la seriedad de alguna serie y la buena voluntad de la totalidad.

Víctor Puerto ligó en el flojo segundo una faena fácil, sin apreturas ni compromisos, ribeteada de algún natural aislado y poco más. Al quinto volvió a andarle muy bien, superando su trabaj...

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Las infamantes banderillas negras proclamaron que el primer toro no era sino un buey al que acababan de desuncir del arado con el que labraba los predios de su señorito. Sin picar, costó Dios y ayuda banderillearlo y, más ayuda todavía, matarlo. Ricardo Ortíz se ajustó en los lances de recibo al cuarto, mientras que con la muleta brilló la seriedad de alguna serie y la buena voluntad de la totalidad.

Víctor Puerto ligó en el flojo segundo una faena fácil, sin apreturas ni compromisos, ribeteada de algún natural aislado y poco más. Al quinto volvió a andarle muy bien, superando su trabajo anterior, pero falto de ese punto de serenidad y entrega que hace grande el cante. De todas formas, quedaron un par de redondos de mérito.

González / Ortíz, Puerto, Barrera Toros de J. J. González y La Palmosilla

El 1º condenado a banderillas negras, 2º y 3º, manejables. Ricardo Ortíz: cuatro pinchazos, media muy tendida, tres pinchazos -aviso- tres pinchazos, media muy tendida (ovación); tres pinchazos, dos descabellos (ovación). Víctor Puerto: pinchazo, estocada (ovación); estocada honda (oreja). Antonio Barrera: estocada (oreja); tres pinchazos, media caída y atravesada, tres descabellos -aviso- (silencio). Plaza de la Malagueta, 14 de agosto, 5ª de abono. Más de un tercio de entrada.

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Antonio Barrera, sin poder evitar el paso atrás, dibujó bien la verónica y se apretó en el comienzo de rodillas. La faena, a derechas, fue descendiendo de tono a partir de dos buenas series hasta perderse en las manoletinas que parecen de reglamento.

Al sexto le sobraron pases y le faltó toreo. El interés por cortar la segunda oreja y salir por la puerta grande le hizo estar pesado y reiterativo, en una labor que debió medir mejor.

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