Clase magistral de Alicia Alonso

Es comprensible que los bailarines "se enamoren de sus piernas", de los pasos, de los saltos; "es normal", claro, pero el romanticismo, el sentimiento, la expresividad, todo eso lo dan "los brazos", y también el gesto. Sentada en un silla, con problemas de movilidad, casi ciega, la octogenaria Alicia Alonso movía los brazos mientras explicaba la importancia de los mismos en la danza. No hizo falta abundar en el mensaje. Con sólo mirar el movimiento de los brazos de la directora del Ballet Nacional de Cuba, uno de los mitos vivientes de la danza, incluso el más profano en la materia ente...

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Es comprensible que los bailarines "se enamoren de sus piernas", de los pasos, de los saltos; "es normal", claro, pero el romanticismo, el sentimiento, la expresividad, todo eso lo dan "los brazos", y también el gesto. Sentada en un silla, con problemas de movilidad, casi ciega, la octogenaria Alicia Alonso movía los brazos mientras explicaba la importancia de los mismos en la danza. No hizo falta abundar en el mensaje. Con sólo mirar el movimiento de los brazos de la directora del Ballet Nacional de Cuba, uno de los mitos vivientes de la danza, incluso el más profano en la materia entendía la lección. "Son pequeños detalles", añadió Alicia Alonso durante la clase magistral que impartió en el Centre Coreogràfic de la Comunitat Valenciana, en Burjassot, con motivo de la estancia de la compañía cubana en Valencia y Sagunto para estrenar el próximo día 23 (y hasta el 27 de julio, en la antigua nave siderúrgica del Puerto de Sagunto Shakespeare y sus máscaras, basado en Romeo y Julieta, con música de Gounod.

Alicia Alonso, durante la clase magistral que impartió ayer en Burjassot, Valencia.EFE

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