ATLETISMO | Copa de Europa (primera jornada)

El frío Lamela

Si había un ocho que se daba por seguro en la expedición española antes de que el toscano calor de Florencia empezara a machacar a los competidores era el de Yago Lamela. Y no sólo porque el saltador asturiano fuera el que mejor marca acreditaba de todos los participantes -los magníficos 8,44 metros conseguidos hace una semana-, sino también porque él mismo lo había pregonado. "Estoy mejor que nunca", dijo; "casi mejor que en 1999".

Sin embargo, cuando empezó la competición, de los saltos de Lamela poco se supo. A la tribuna sólo llegaban los ecos de sus no saltos, de los nulos....

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Si había un ocho que se daba por seguro en la expedición española antes de que el toscano calor de Florencia empezara a machacar a los competidores era el de Yago Lamela. Y no sólo porque el saltador asturiano fuera el que mejor marca acreditaba de todos los participantes -los magníficos 8,44 metros conseguidos hace una semana-, sino también porque él mismo lo había pregonado. "Estoy mejor que nunca", dijo; "casi mejor que en 1999".

Sin embargo, cuando empezó la competición, de los saltos de Lamela poco se supo. A la tribuna sólo llegaban los ecos de sus no saltos, de los nulos. Primer intento, plastilina; segundo, plastilina; tercero, plastilina. Saltadores de un nivel inferior, con marcas que no llegaban a los 7,90 metros, dominaban la prueba.

Un patinazo español podría ser catastrófico: dada la igualdad entre los países, siete puntos de más o menos marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso. Suficiente para ponerse nervioso o sufrir por la presión. El cuarto y último salto se presentaba como el de la vida para Lamela.

Pero... no. "¿Nervioso yo? Nunca", dijo Lamela; "vistas las marcas de los demás, sabía que, si hacía un intento válido, yendo a asegurar, sin arriesgarme a coger bien la tabla, podría ganar o estar arriba". En efecto, saltó 7,96 metros con la zapatilla lejos de la tabla, lo que le valió ser el segundo -el griego Tsatoumas se había ido a los 8,06 metros en el último intento- y... siete puntos más para el zurrón español.

"La historia", continuó Lamela, que se siguió mostrando exultante, "fue culpa del viento, que soplaba de cara, por lo que decidí acortar los pasos de la carrera. Y, dado que tenía cuatro intentos, decidí arriesgarme desde el primero. Pero... nada, sin problemas".

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