Crónica:NBA | San Antonio, campeón del Oeste

Popovich recobra el sentido común

Por una vez, Greg Popovich, el técnico del San Antonio Spurs, tiró del sentido común. Su decisión de sacar al veterano base Steve Kerr posibilitó que su equipo venciera en cancha ajena al Dallas Mavericks (78-90) y se proclamara (4-2) campeón del Oeste en la NBA, por lo que a partir del miércoles se enfrentará al Nueva Jersey Nets por el título absoluto. Olvidado en el curso, Kerr le salvó el pellejo.

A falta de menos de cuatro minutos del tercer cuarto, los Mavericks dominaban con comodidad. Ni Tony Parker ni Speedy Claxton, los bases de los Spurs, eran capaces de poner cordura en su e...

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Por una vez, Greg Popovich, el técnico del San Antonio Spurs, tiró del sentido común. Su decisión de sacar al veterano base Steve Kerr posibilitó que su equipo venciera en cancha ajena al Dallas Mavericks (78-90) y se proclamara (4-2) campeón del Oeste en la NBA, por lo que a partir del miércoles se enfrentará al Nueva Jersey Nets por el título absoluto. Olvidado en el curso, Kerr le salvó el pellejo.

A falta de menos de cuatro minutos del tercer cuarto, los Mavericks dominaban con comodidad. Ni Tony Parker ni Speedy Claxton, los bases de los Spurs, eran capaces de poner cordura en su equipo. Popovich recurrió entonces a Kerr, que había jugado sólo tres minutos en los cinco encuentros anteriores. Un tirador fiable, de 37 años, que aceptó de Michael Jordan la responsabilidad de un lanzamiento decisivo en la final de 1997 con el Chicago Bulls. Y, en efecto, Kerr anotó 12 puntos, cuatro triples, y logró dos rebotes fundamentales.

El San Antonio había sufrido la inconsistencia de sus lanzadores. Popovich tenía la solución ante sí y recurrió a ella a tiempo de dar la vuelta al encuentro: con Kerr, el resultado parcial fue de 31-8.

Así funciona Popovich. Maneja los encuentros siguiendo el dogma de un catecismo preestablecido que le da poco margen a la improvisación. Con él, los Spurs son un cuadro de manicomio, capaz de arrojar por la borda ventajas sustanciales sin que desde el banquillo se haga nada para remediarlo. Ni el sensato Tim Duncan puede disimular el dislate.

El 4 de junio empieza la final. Los Nets, tras un plácido paseo, llevan días en capilla esperando rival. A ver que se le ocurre a Popovich.

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