Reportaje:FÚTBOL | Juventus-Milan, final de la Liga de Campeones

El mundo examina la vía italiana

Juventus y Milan, a ganar y a acallar las críticas al 'calcio' - Lippi: "Tenemos mucha técnica" - Ancelotti: "No hay por qué avergonzarse"

"28 de mayo de 2003. Manchester. Final de la Liga de Campeones: no fútbol, no fútbol". El cartel desplegado por la UEFA en todos los rincones de la ciudad de Beckham ha irritado a los italianos, tan susceptibles como están por las críticas vertidas contra su sedicente interpretación de este juego. En realidad, en la misiva publicitaria no hay mala uva alguna aunque pueda parecer premonitoria. Se trata de una promoción de Adidas que, sobre el anagrama de una pelota de su firma, recuerda subliminalmente que sin ella no hay fútbol. Puede ser, pero habrá que ver si están de acuerdo el Juventus y e...

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"28 de mayo de 2003. Manchester. Final de la Liga de Campeones: no fútbol, no fútbol". El cartel desplegado por la UEFA en todos los rincones de la ciudad de Beckham ha irritado a los italianos, tan susceptibles como están por las críticas vertidas contra su sedicente interpretación de este juego. En realidad, en la misiva publicitaria no hay mala uva alguna aunque pueda parecer premonitoria. Se trata de una promoción de Adidas que, sobre el anagrama de una pelota de su firma, recuerda subliminalmente que sin ella no hay fútbol. Puede ser, pero habrá que ver si están de acuerdo el Juventus y el Milan, que hoy protagonizarán la segunda final de la historia de la Copa de Europa con la misma bandera. El Madrid y el Valencia les precedieron en 2000. Si entonces el fútbol español ganó afiliados, ahora le toca al calcio, que expondrá la vía italiana a través de sus dos mejores escuadras, las más ricas, afamadas y laureadas de Italia. De ello habrá testigos en los 200 países para los que se televisará el partido, además de los 40.000 italianos que estarán en Old Trafford.

"No hay motivo para que tengamos que avergonzarnos. Hemos tenido a tres representantes en las semifinales y en la final se verá a dos equipos con todas las cualidades italianas: muy bien organizados y muy atentos a todos los detalles". Carlo Ancelotti, el técnico del Milan, se muestra tan orgulloso del fútbol de su país -"aunque en otros lugares no lo sepan interpretar"- como su colega Marcello Lippi. "Tenemos la estampa de ser muy musculosos. Pero, manteniendo un gran físico, también tenemos un elevado nivel técnico", apunta el técnico de la Juve. Ambos coinciden en enfatizar que el ganador será el que sepa explotar mejor los atributos italianos. El Juventus, con el mismo perfil que le ha permitido ganar su Liga con holgura, pero sin el sancionado Nedved, base de su juego ofensivo y para el que carece de un sustituto de igual rango. El Milan, con el desahogo de haberse quitado del medio al Inter -"comparado con la excitación de la semifinal, esto parece un baño de salud", subraya Ancelotti- y la certeza de que ha iniciado un nuevo ciclo y su presencia en la final ya es un tesoro. Lippi sueña con que su equipo fotocopie la vuelta de su duelo contra el Madrid, que juegue con tanta "intensidad" y el mismo acierto "técnico". Tiene más motivos para clonar aquel choque: "Como al Madrid, al Milan también le gusta tener mucho el balón, luego tendremos que contrarrestarlo del mismo modo".

Al margen de su maquillaje futbolístico, los números de los dos conjuntos, que jamás se han enfrentado en una competición de la UEFA, son apabullantes. Se han enfrentado en su Liga en 138 ocasiones, con 48 triunfos juventinos, 42 milanistas y 48 empates. Entre los dos suman siete Copas de Europa, cinco el Milan y dos el Juventus. El club milanés acumula 249 encuentros europeos por 325 el turinés. Y no será la primera vez que la Juve juegue una final europea contra otro cuadro italiano, algo nuevo para el Milan. Los juventinos lo hicieron en las de la Copa de la UEFA de 1990 (3-1 al Fiorentina) y 1995 (1-2 ante el Parma). Para Lippi será su cuarta final como entrenador, algo que no ha conseguido nadie desde que la UEFA lanzara el actual formato de la Champions. Y Ancelotti puede convertirse en el cuarto hombre que logra el título como jugador y técnico, tras Miguel Muñoz, Giovanni Trapattoni y Johan Cruyff. Muchos acicates para dos clubes de alcurnia que hoy paralizarán un país que vive el fútbol apasionadamente y que se someterá más que nunca al escrutinio popular. Molesto por las diatribas, Del Piero pone alto el listón: "Se verá un espectáculo memorable". Que así sea.

Los actores de Old Trafford

- Buffon. El del Juventus pasa por ser el mejor portero del mundo. Poderoso en las salidas, buenos reflejos y gran personalidad. Muy agresivo con los rivales.

- Thuram. Fabuloso central y sólo uno de los mejores 50 laterales. No le gusta la banda, pero Lippi le obliga a ella. Rápido, pero con discreto manejo de la pelota.

- Ferrara. Mil cicatrices encima desde sus tiempos con Maradona en el Nápoles. Recio y nada contemplativo con los delanteros. Gran cabeceador en el área rival.

- Montero. Duro y áspero, le gusta anticiparse y no duda en afilar tobillos. Contundente por arriba y encargado de dar salida al balón con su dinamitera izquierda.

- Birindelli. Un lateral veloz y polivalente al que Lippi exprime incluso como interior. Ha mejorado su toque del balón, como demostró marcando un golazo en Riazor y dando a Zalayeta el pase que enterró al Barcelona.

- Zambrotta. Mucho recorrido y grandes pulmones. Cierta habilidad para recortar. Quien más jaquecas ha dado a Roberto Carlos.

- Tacchinardi. Defensa reciclado. Hoy, el mejor italiano como centrocampista defensivo. Abarca mucho campo, aprieta de lo lindo y con la pelota es aceptable.

- Davids. El pitbull. Jugador de ida y vuelta y muy agresivo. En ocasiones se descontrola y su fútbol frenético se disloca. Experto en finales: con el Ajax las de 1995 y 1996 y con la Juve la de 1998.

- Camoranesi. El probable elegido por Lippi, en competencia con Di Vaio, para suplir a Nedved. Muy por debajo del checo, le gusta enquistarse entre las líneas rivales. No le distingue ninguna cualidad, pero es el más refinado centrocampista juventino.

- Del Piero. La joya blanquinegra. Con los años y las lesiones, ha perdido velocidad, pero ha mejorado su carrocería y mantiene su pericia en el balcón del área adversaria. Su punto de partida es la banda izquierda, por la que se deja caer con asiduidad para tirar la diagonal y encarar al central. Hábil en el regate, ingenioso para el último pase y muy eficaz como lanzador de faltas.

- Trezeguet. Gol. Pichichi del calcio el curso pasado: 24 tantos. Rebaña todo lo que pasa cerca.

- Dida. Lo más flojo del Milan, que lleva años sin que le cuaje un portero. Tiene las manos blandas, acampa bajo el larguero y tiembla con los pies.

- Costacura. Un pretoriano al que Ancelotti, su ex compañero en la época dorada del Milan holandés, ha reconvertido en lateral. No tiene ida, pero echa el candado. Se conoce el manual defensivo. Ligeramente lesionado, tiene al quite a Roque Junior y Simic.

- Nesta. El central más caro del mundo. Domina todas las suertes defensivas. Se desplaza con aceleración, se anticipa como pocos y cuesta verle por los suelos antes de tiempo.

- Maldini. El mejor defensa puro que ha alumbrado Europa en 15 años. Elegante e intuitivo, sabe cuándo hay que frenar y cómo acogotar al rival. Piensa un segundo antes que los delanteros. Desterrado como lateral y alejado de la selección italiana, ahora puede dosificarse más.

- Kaladze. Otro central disfrazado de lateral. Fuerte y agresivo, resulta difícil de superar. En el ataque no deslumbra a nadie.

- Gattuso. Sin la pelota, un anónimo participante en un maratón popular. Con ella, ulceroso. El calcio le permite ganarse el pan con el sudor de su frente.

- Pirlo. Listo, de trato delicado con el balón. Ancelotti apostó por él como medio centro al inicio del curso y ahora le ha devuelto los galones. Garantiza fluidez para trenzar el juego.

- Seedorf. Tiene físico y anda sobrado de técnica. En ocasiones le puede la apatía y se deja llevar. Le irritan las exigencias de jugar por las bandas.

- Rui Costa. La luz del Milan. Dinámico e imaginativo. Es el gran asistente. A veces abusa al llevar el balón por callejones espinosos.

- Shevchenko. Ha llegado su gran día. Jamás ha estado en una cita internacional de tanto pedigrí. Con Ucrania le resulta imposible y con el Milan se ha retrasado. Lleva una temporada muy irregular, lejos de aquel delantero potente, rápido y escurridizo que se entronizó.

- Inzaghi. Nació en offside, dice de él Ferguson. Y no le falta razón. Juega al límite del reglamento y que saque o no tajada depende de los asistentes. Tiene chispa en el área, territorio en el que se muestra sagaz y decidido, por lo que se distingue como goleador.

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