Crónica:MOTOCICLISMO | Gran Premio de Francia

Toni Elías mete miedo

Espectacular victoria del catalán, la segunda consecutiva

Mandaba en la carrera el francés Randy de Puniet, en casa, ante su público, entre el delirio general, cuando en la 15ª vuelta de las 26 de las que constaba el cuarto de litro Toni Elías le hizo un roto del que tardará en recuperarse. En una curva, estrecha como todas las del circuito de Le Mans, y de trazado muy redondo, Elías se colocó en paralelo junto a él, pegado casi, con la dificultad de circular por el ángulo largo. Aceleró entonces el español a tope y obligó a De Puniet a irse a su izquierda, a frenar, a perder el primer puesto. No fue aquello un adelantamiento al uso. Fue una obra mae...

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Mandaba en la carrera el francés Randy de Puniet, en casa, ante su público, entre el delirio general, cuando en la 15ª vuelta de las 26 de las que constaba el cuarto de litro Toni Elías le hizo un roto del que tardará en recuperarse. En una curva, estrecha como todas las del circuito de Le Mans, y de trazado muy redondo, Elías se colocó en paralelo junto a él, pegado casi, con la dificultad de circular por el ángulo largo. Aceleró entonces el español a tope y obligó a De Puniet a irse a su izquierda, a frenar, a perder el primer puesto. No fue aquello un adelantamiento al uso. Fue una obra maestra.

Elías se ha cansado del papel de actor secundario que tenía adjudicado, siempre a la sombra de Fonsi Nieto. Así se pasó toda la temporada pasada. Harto como está y convencido de que, con una moto decente, no hay en esta categoría mejor corredor que él, ha decidido rebelarse. Y lo ha hecho a lo bestia.

El manresano dibujó el mejor adelantamiento del día y la víctima fue el francés De Puniet
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En Jerez logró un triunfo maravilloso apenas catorce días después de ser operado de una mano. Ayer repitió la proeza. Y eso que no era el escenario más propicio para su Aprilia, que durante todo el fin de semana le había dado guerra. "O mejoran la moto o no hay nada que hacer", dijo el manresano en la víspera. La mejoraron, sin duda. Pero el resto lo puso él. Desveló Elías que la máquina no iba fina en las marchas cortas, algo desesperante en un circuito con nueve curvas y rectas que no superan los 450 metros.

Nada parecía avalar ayer a Elías, que arrancó en la segunda línea de la parrilla, en el quinto puesto. Pero su entrada en la escena fue prodigiosa. A la salida de la primera curva, ya estaba el primero. Pero el español tomaba muy abiertos todos los giros, quizá porque la moto, con el depósito lleno de combustible, no le dejaba otra alternativa. En la cuarta vuelta De Puniet le pasó. Por detrás, el sanmarinés Manuel Poggiali, líder que era y sigue siendo del Campeonato del Mundo, rebasaba a Fonsi en una recta con toda la facilidad, un extraño detalle teniendo en cuenta que ambos llevan la misma moto, y se colocaba el cuarto.

Pero no es la temporada de Fonsi, eso está claro. Ayer mejoró actuaciones anteriores, eso es cierto, pero perdió el tercer puesto del podio en el último suspiro.

Hubo un hecho que pudo resultar definitivo. En la séptima vuelta Poggiali se olvidó de frenar a tiempo en una curva, para desolación del argentino Sebastian Porto, al que embistió espectacularmente por detrás sacándole de la pista. Así que la carrera se quedó con De Puniet y Elías en la cabeza, perseguidos, aunque a bastante distancia, por Fonsi, a quien el italiano Franco Battaini, que acabó estrellándose, a punto estuvo de mandar a la calle.

Intentaba escaparse De Puniet allá en la cabeza, pero Elías aguantó sus continuos tirones. Se mantuvo en todo momento a menos de un segundo, a la espera de que le llegara la oportunidad. Le llegó, empeñado como estaba en ello.

Fue en aquella 15ª curva, en la que dibujó un adelantamiento que parecía imposible. El francés se quedó paralizado y no quiso, o no pudo, entrar en la lucha. Todavía se está preguntando por dónde le pasó el español. Así que Elías se fue a toda mecha y le fue sacando tiempo, dos segundos, tres, cuatro..., para entrar en solitario en la meta. Por detrás, Fonsi se colaba en una curva y perdía la tercera plaza mientras su amigo Toni agarraba una bandera española y se daba el segundo gran homenaje en dos semanas.

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