METEOROLOGÍA / Corrientes atmosféricas

Un huracán lleva plancton y sal del océano a las nubes sobre el continente americano

El huracán Nora, que azotó las costas del Pacífico en Centroamérica y Norteamérica en 1997, generó una corriente de nubes altas -cirros- que se desplazaron muchos kilómetros en el interior del continente. En esas nubes, a gran distancia del mar, un equipo de investigadores de EE UU encontró plancton congelado y sal del océano, durante una campaña de toma de muestras desde aviones sobrevolando el estado de Oklahoma. Los científicos -de la Universidad de Utha, el Instituto de Investigación del Desierto (Reno) y el Centro de vuelos Espaciales Goddard (NASA)- tras analizar el sorprendente hallazgo...

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El huracán Nora, que azotó las costas del Pacífico en Centroamérica y Norteamérica en 1997, generó una corriente de nubes altas -cirros- que se desplazaron muchos kilómetros en el interior del continente. En esas nubes, a gran distancia del mar, un equipo de investigadores de EE UU encontró plancton congelado y sal del océano, durante una campaña de toma de muestras desde aviones sobrevolando el estado de Oklahoma. Los científicos -de la Universidad de Utha, el Instituto de Investigación del Desierto (Reno) y el Centro de vuelos Espaciales Goddard (NASA)- tras analizar el sorprendente hallazgo, lo han presentado ahora en el Journal of Atmospheric Sciences, de la American Meteorological Society. Ha sido la primera vez, comentan, que se detectan muestras de organismos vivos microscópicos marinos como núcleos de cristales de hielo en los cirros de un huracán, afirman.

Nora se generó cerca de la costa de Panamá y fue ganando fuerza a medida que se desplazaba hacia el Norte, hasta California, donde el huracán formó una corriente de cirros a gran altura que creó espectaculares efectos ópticos, como arcos y halos, sobre una extensa región, incluyendo los estados de Utha y Oklahoma. Esta corriente de nubes de cirros, informa la NASA, permitió a los investigadores analizar el crecimiento de cristales de hielo a partir de diferentes núcleos.

Los diferentes tipos de núcleos,como partículas de sulfatos, sal marina y arena del desierto, afecta a la forma y el crecimiento de los cristales. Los fuertes vientos de Nora arrancaron al océano partículas del agua pulverizada y los arrastraron hasta la fría troposfera por las corrientes de la fuerte tormenta, donde las gotas se congelaron, convirtiéndose en cristales de hielo. Entre esas partículas elevadas a la alta atmósfera estaba el plancton marino.

"El saber cómo crecen los cristales y qué es lo que determina su forma es importante para comprender cómo interactúan con la luz solar y la energía infrarroja", comenta David O. Starr, de Goddard. "Estas interacciones son procesos importantes en el sistema climático global". También son críticas para la detección de las propiedades de las nubes desde el espacio. En la investigación se han utilizado no sólo los aviones de toma de muestras, sino también sensores de teledetección instalados en tierra y observaciones realizadas desde satélites.

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