El otro profesionalismo

De entrenarse a descargar camiones

"Menos en el Barcelona, Portland, Ciudad Real y Ademar, en la mayoría de los clubes de balonmano los sueldos se retrasan". Eso afirma Quique Andreu, capitán del Balonmano Valencia. Y lo dice por experiencia. Su club no paga a la plantilla desde hace cuatro meses y los jugadores estuvieron a principios de este mes una semana sin entrenarse como medida de presión. "Hay una ansiedad y unos nervios tremendos", cuenta Andreu.

"Vivimos al día. Yo estoy pagando el coche y mis padres me han de ayudar. Yo solo no podría pagarlo", cuenta Jonathan Rivera, de 24 años.

Los problemas acechan t...

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"Menos en el Barcelona, Portland, Ciudad Real y Ademar, en la mayoría de los clubes de balonmano los sueldos se retrasan". Eso afirma Quique Andreu, capitán del Balonmano Valencia. Y lo dice por experiencia. Su club no paga a la plantilla desde hace cuatro meses y los jugadores estuvieron a principios de este mes una semana sin entrenarse como medida de presión. "Hay una ansiedad y unos nervios tremendos", cuenta Andreu.

"Vivimos al día. Yo estoy pagando el coche y mis padres me han de ayudar. Yo solo no podría pagarlo", cuenta Jonathan Rivera, de 24 años.

Los problemas acechan también a la familia Tarasó. Los dos hermanos, Miguel Ángel, de 30 años, y Javier, de 23, juegan en el B. Valencia. "Tiro adelante porque echo mano de los ahorros que tenía. Y porque mi mujer trabaja, que, si no... Todos los días vuelvo a casa sin dinero y ella me pregunta: '¿Qué?' 'Pues... otro mes igual', le respondo. Claro que mi hermano lo lleva peor", dice Miguel Ángel.

Su hermano es Javier. Vive con sus padres y lo está pasando "fatal". "Me he tenido que buscar un trabajo alternativo para salir adelante; de lo más humilde, descargando camiones", cuenta Javier, "y así tengo para mis pequeños gastos. Yo le doy a las empresas mis horarios de entrenamientos y me van llamando. No me sirve para pagar el coche, ni el seguro, ni el piso en que me metí antes de tener estos problemas. Mis hermanos y mis padres me han de ayudar con esos gastos porque a veces no tengo ni para echar gasolina al coche. Necesito cobrar urgentemente. Cuando voy al banco, se me cae la cara al suelo de vergüenza. Tengo muchas ganas, muchas, de olvidar todo esto".

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