FÚTBOL | La 28ª jornada de Liga

Heynckes fuerza el efecto Gurpegui

Jupp Heynckes había ofrecido 10.000 euros para un partido de apoyo a Gurpegui que jugaría el Athletic contra una selección de equipos inferiores vascos. El técnico alemán se ha empeñado desde el principio con Gurpegui, su valor de cantera en el Athletic, como lo fue Guerrero salvando las distancias en su primera etapa. Pues bien, el Comité Español de Disciplina Deportiva le ahorró el esfuerzo al levantar la suspensión cautelar que había dictaminado el Comité de Competición y que le había alejado del terreno de juego durante un mes.

Gurpegui, por esos motivos y por su dolorida situación ...

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Jupp Heynckes había ofrecido 10.000 euros para un partido de apoyo a Gurpegui que jugaría el Athletic contra una selección de equipos inferiores vascos. El técnico alemán se ha empeñado desde el principio con Gurpegui, su valor de cantera en el Athletic, como lo fue Guerrero salvando las distancias en su primera etapa. Pues bien, el Comité Español de Disciplina Deportiva le ahorró el esfuerzo al levantar la suspensión cautelar que había dictaminado el Comité de Competición y que le había alejado del terreno de juego durante un mes.

Gurpegui, por esos motivos y por su dolorida situación anímica, está fuera de forma. Lo demostró en un entrenamiento esta semana ante el Portugalete, de Tercera. Pero Heynckes no se lo pensó. Conocida la rectificación de Disciplina Deportiva, le incluyó en la convocatoria y la alineación. Lo primero estaba claro: Heynckes y el club no podían desaprovechar la ocasión de reivindicar el caso Gurpegui con un hábeas corpus. Heynckes fue más lejos y le metió en el once frente al Atlético. Eso sí, le recortó el campo haciéndole jugar marcar al hombre como medio tapón, primero, y luego casi como central. El chico hizo cuanto pudo: correr, saltar, chocar, robar y jugar un poquito. No se le podía pedir más y al cuarto de hora de la segunda mitad cedió su puesto a Aitor Ocio cuando el Athletic más sufría.

Hasta ahí llegó la apuesta y el factor testimonal de Gurpegui, un futbolista que no entiende nada de cuanto está pasando, pero que ayer pudo jugar de nuevo. Confundido, pero jugó. Quizá en ello influyó el capricho del árbitro por vestirse de amarillo. Parecía un futbolista del Atlético, aunque no por sus decisiones. Luego rectificó y, tras el descanso, vistió de negro. Y lo hizo mejor.

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