Reportaje:

Las cazuelas claman de nuevo

El miércoles se consolida como día 'oficial' de la protesta más ruidosa contra la intervención en Irak

Una atronadora cacerolada irrumpió ayer de nuevo en la noche de Barcelona. Si se llega a adelantar un cuarto de hora se hubiera juntado a la impresionante tormenta que cayó sobre la ciudad.

Desde Vallcarca hasta la Barceloneta y del Poble Sec hasta Poblenou, pasando por Gràcia, Eixample o el Raval, vecinos de todas las edades armados con utensilios de cocina salieron a los balcones, algunos de ellos en pijama, para mostrar una vez más que rechazan frontalmente la guerra. Y eso que durante la tarde la temperatura había bajado en picado.

Aunque en mayor o menor grado la iniciativa ...

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Una atronadora cacerolada irrumpió ayer de nuevo en la noche de Barcelona. Si se llega a adelantar un cuarto de hora se hubiera juntado a la impresionante tormenta que cayó sobre la ciudad.

Desde Vallcarca hasta la Barceloneta y del Poble Sec hasta Poblenou, pasando por Gràcia, Eixample o el Raval, vecinos de todas las edades armados con utensilios de cocina salieron a los balcones, algunos de ellos en pijama, para mostrar una vez más que rechazan frontalmente la guerra. Y eso que durante la tarde la temperatura había bajado en picado.

Aunque en mayor o menor grado la iniciativa se repite todas las noches desde la primera cacerolada celebrada la semana pasada, la de ayer, convocada

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oficialmente por la Plataforma Aturem la Guerra todos los miércoles, fue otra vez masiva y tuvo como núcleos centrales la plaza de Rius i Taulet, en Gràcia; las acampadas frente a la Delegación del Gobierno, en el Pla del Palau, en la plaza de Francesc Macià -a pocos metros de la sede del Partido Popular- y en la de Sant Jaume. Un buen puñado de ciudades catalanas se sumaron también a la cacerolada.

El ruido estuvo acompañado de un apagón de luces e incluso algunos vecinos salieron a los balcones con velas encendidas. El paisaje sonoro de la ciudad se completó con los cláxones que muchos conductores hicieron sonar circulando por la ciudad.

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Por otra parte, la policía detuvo el martes por la noche a cuatro personas acusadas de manipular un panel de control eléctrico de La Rambla tras la cacerolada que se repite a diario en la confluencia entre ésta y la calle de Ferran -donde hay establecimientos de las cadenas McDonald's y Kentucky Fried Chicken. Los detenidos son dos españoles, un alemán y una danesa; al parecer, se separaron del grupo de entre 60 y 100 personas que efectuaba la protesta y al manipular el panel eléctrico dejaron sin luz los domicilios de la zona.

Además de la protesta con las sartenes, ollas y cucharones, los actos de rechazo a la guerra continuaron durante el día de ayer. En Barcelona, los estudiantes de las facultades de Ciencias de la Universidad Autónoma de Barcelona organizaron un simulacro de bombardeo en la plaza de Catalunya. Unas 400 personas, según la Guardia Urbana, se congregaron con velas encendidas formando un círculo, y en el centro de la plaza, donde las velas dibujaban el símbolo de la paz, los estudiantes representaron una simbólica batalla entre la guerra y la paz, acompañada por el ruido de bombardeos, en la que la última resultó vencedora. El acto, que la semana pasada congregó a miles de ciudadanos, resultó deslucido por el cielo gris y la lluvia que durante la tarde salpicó la ciudad.

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