Crítica:CANCIÓN

La dulzura que desarma

Tiene suerte el plano mundo del pop nacional de que haya aparecido una voz femenina con deje antiguo y personalidad apabullante. Pero no para ser aplicada a la copla, la canción española o cualquier otro estilo que abriera solamente puertas al pasado. Lo auténticamente prodigioso de esta rubia menuda es cómo usa su emocionante voz buscando sonoridades más contemporáneas y entregándose a canciones más inesperadas, a propuestas más arriesgadas, a versos como los que Sabina y otras fuentes del presente saben tejer en el convulso tiempo en que todos vivimos. Nueva poesía cantada sobre los mismos t...

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Tiene suerte el plano mundo del pop nacional de que haya aparecido una voz femenina con deje antiguo y personalidad apabullante. Pero no para ser aplicada a la copla, la canción española o cualquier otro estilo que abriera solamente puertas al pasado. Lo auténticamente prodigioso de esta rubia menuda es cómo usa su emocionante voz buscando sonoridades más contemporáneas y entregándose a canciones más inesperadas, a propuestas más arriesgadas, a versos como los que Sabina y otras fuentes del presente saben tejer en el convulso tiempo en que todos vivimos. Nueva poesía cantada sobre los mismos temas para un tiempo de vértigo. Eso es lo que regala Pasión con su voz andaluza y su dulzura que desarma.

Pasión Vega

Pasión Vega (voz), Tito Dávila (piano, teclados y dirección musical), Francisco Bastante (bajo), Angie Bao (batería), Luis Dulzaides (percusión), Ricardo Marín (guitarra eléctrica, acústica y portuguesa), José Juan Martínez Pantoja (guitarra flamenca), Antonio Manuel Mesa (saxo tenor y flauta), Santiago Cañadas (trombón) y Patxi Urchegui (trompeta). Palacio de Congresos. Madrid, jueves 13 y sábado 14 de marzo.

En el primero de los dos conciertos de su presentación en Madrid, a la que asistieron, entre otros, el alcalde de Madrid y el juez Baltasar Garzón, literalmente se salió en su papel de cantora moderna, de largo vestido negro o rojo, que combina el sabor urbano con los clásicos de toda la vida. El Ojos verdes o la Malagueña salerosa, frente al Y además, del maestro Joaquín Sabina, o a dos de las mejores canciones que Pasión interpretó en directo: La vida en gris y Besos y besos, de su disco anterior, el que la lanzó al estrellato que ahora comienza a disfrutar.

Otro momento álgido en la actuación, que fue interrumpida varias veces por los apasionados aplausos del respetable, correspondió a la ejecución llena de magia de esa pequeña tragedia musical llena de poesía y que apenas dura algo más de tres minutos: Alfonsina y el mar. Varias apoteosis hubo en este concierto que consagra a su intérprete como una auténtica estrella de la canción española de 2003, recogiendo el testigo de la vigencia que han aportado al género voces como la de Martirio.

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