34 días de emociones

No ha habido dimisiones, sino supresión por decreto. La Dirección General de Evalución y Estudios ha desaparecido de la faz de Presidencia 34 días después de que entrara en erupción el volcan del escándalo de las encuestas.

La bola ha ido creciendo desde que el 1 de febrero este diario dio cuenta de manipulaciones en una encuesta de la Generalitat. Los resultados beneficiaban sospechosamente a Artur Mas. La primera reacción de Convergència fue ridiculizar la manipulación y situarla en el terreno de la anédocta, el mero redondeo y las ganas, por parte de este diario, de -por decirlo piad...

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No ha habido dimisiones, sino supresión por decreto. La Dirección General de Evalución y Estudios ha desaparecido de la faz de Presidencia 34 días después de que entrara en erupción el volcan del escándalo de las encuestas.

La bola ha ido creciendo desde que el 1 de febrero este diario dio cuenta de manipulaciones en una encuesta de la Generalitat. Los resultados beneficiaban sospechosamente a Artur Mas. La primera reacción de Convergència fue ridiculizar la manipulación y situarla en el terreno de la anédocta, el mero redondeo y las ganas, por parte de este diario, de -por decirlo piadosamente- sobredimensionar la noticia. Pero el goteo continuó, y a la presunta "tontería" del redondeo siguió la mutilación de encuestas, supresión de algunos líderes y mutaciones de todo tipo en los barómetros de la Generalitat. El beneficiario continuaba siendo Mas. Incluso resultó ser inexistente una encuesta electoral que Convergència filtró a los medios de comunicación, tal como informó El Periódico de Catalunya, y en la que el beneficiario no era otro que Artur Mas. Muchas coincidencias y demasiadas emociones para cinco semanas. Muchos sobresaltos para la vida política catalana, que, a punto de celebrar las bodas de plata autonómicas, cae con más frecuencia de lo deseable en el tedio de la rutina familiar.

En esta ocasión, sin embargo, la proximidad electoral ha desperezado al Gobierno y la oposición. Unos han decidido hundir un compartimento del submarino y soltar combustible a la superficie, en una simulación de hundimiento que, por el momento, no logra engañar a la oposición.

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