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Sorín, único rostro diferente

El Barcelona de ayer fue otro. Evidenció de nuevo su vulnerabilidad y sus limitaciones, pero nada tuvo que ver con el equipo que desfiló desgarbadamente durante las 20 primeras jornadas del campeonato liguero. Y eso que el retrato del equipo titular azulgrana sólo registró una novedad respecto al que perdió en Vigo, ante el Celta, hace dos semanas, el último que dispuso Louis van Gaal. Apareció ayer el inconfundible rostro del melenudo y recién llegado lateral zurdo argentino Sorín y desapareció el del jovencísimo medio centro Iniesta.

La metamorfosis pareció absoluta al principio, pero...

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El Barcelona de ayer fue otro. Evidenció de nuevo su vulnerabilidad y sus limitaciones, pero nada tuvo que ver con el equipo que desfiló desgarbadamente durante las 20 primeras jornadas del campeonato liguero. Y eso que el retrato del equipo titular azulgrana sólo registró una novedad respecto al que perdió en Vigo, ante el Celta, hace dos semanas, el último que dispuso Louis van Gaal. Apareció ayer el inconfundible rostro del melenudo y recién llegado lateral zurdo argentino Sorín y desapareció el del jovencísimo medio centro Iniesta.

La metamorfosis pareció absoluta al principio, pero la relativizó el despliegue del Athletic en la segunda parte. La mano de Radomir Antic cambió el dibujo y la forma de desenvolverse de su nuevo equipo. Los azulgrana desplegaron un juego mucho más directo y vertical, estuvieron más prestos en las transiciones del ataque a la defensa y, en el primer tramo, muy agrupados cuando el Athletic trató de profundizar.

Sorín ocupó el flanco izquierdo de la cobertura. Overmars, único extremo nato del equipo, cambió su predilecta banda izquierda, la que tenía asignada casi siempre cuando Van Gaal mandaba desde el banquillo, y se situó junto a la cal que limitaba la diestra del ataque azulgrana. Antic diseñó una zona izquierda ofensiva más vacía, por la que pudieran producirse las irrupciones de Mendieta o Sorín, con más recorrido y cualidades ofensivas que el resto de los laterales azulgrana, tal como ya demostró en su debut en un amistoso en Cádiz en el que marcó un bello gol.

Cocu hizo tándem con Xavi en el medio centro, pero el holandés se situó unos metros por detrás, más atento a la cobertura. Ello le permitió al canterano aplicarse a la tarea de proyectar el juego ofensivo, en el que Saviola ocupó la posición de segundo punta, siempre presto a irrumpir en los espacios creados por la pivotación de Kluivert y también a los centros que llegaron, más precisos y en mayor número.

Riquelme, como sucedió invariablamente en los últimos partidos de la etapa de Van Gaal, empezó en el banquillo. Antic relevó a Mendieta y le dio al argentino los últimos veinte minutos para que intentara devolver la ventaja a su equipo después de que el Athletic igualara el 2-0 en los primeros minutos de la reanudación.

El empate llegó en dos acciones a balón parado: la primera, un penalti de Sorín a Tiko, y la segunda, como consecuencia de un rebote múltiple en el lanzamiento de una falta. Desde aquel momento, minuto 55, el juego se descontroló, el Athletic efectuó un despliegue físico al que el Barça le costó Dios y ayuda responder y el balón viajó de área a área sin solución de continuidad. Y otra vez, dos puntos más volaron del Camp Nou.

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