Crítica:XIX FESTIVAL DE CANARIAS

Un capítulo de oro

Finalizó en el Auditorio Alfredo Kraus la serie sinfónica dedicada a Brahms por la Orquesta del Concertgebow con su maestro, Riccardo Chailly, quien en 2005 asumirá la dirección de la Gewandhaus y la Ópera de Leipzig.

Dentro del altísimo nivel impuesto por la categoría de los intérpretes, podríamos señalar como punto culminante del ciclo el programa del miércoles, que incluía el segundo concierto para piano, exaltado e intimizado admirablemente por el gran Nelson Freire (Boa Esperanza, Brasil, 1944) y la sinfonía número 3, para muchos la más hermosa de la gran tetralogía sinfónica de Br...

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Finalizó en el Auditorio Alfredo Kraus la serie sinfónica dedicada a Brahms por la Orquesta del Concertgebow con su maestro, Riccardo Chailly, quien en 2005 asumirá la dirección de la Gewandhaus y la Ópera de Leipzig.

Dentro del altísimo nivel impuesto por la categoría de los intérpretes, podríamos señalar como punto culminante del ciclo el programa del miércoles, que incluía el segundo concierto para piano, exaltado e intimizado admirablemente por el gran Nelson Freire (Boa Esperanza, Brasil, 1944) y la sinfonía número 3, para muchos la más hermosa de la gran tetralogía sinfónica de Brahms.

Escuchadas en conjunto, las cuatro sinfonías evidencian sus proximidades y diferencias, siempre adheridas a un pensamiento musical único y unas señas de identidad inconfundiblemente afectivas.

Ciclo Brahms

Orquesta del Concertgebow (Amsterdam). Director: R. Chailly. Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria. 29 y 30 de enero.

Como decía Chailly, por momentos aparecen en una sinfonía reflejos de otra y hasta reflejos del lied -como el tema del violonchelo en el andante de la tercera sinfonía- del hungarismo, el aura vienesa, la denominada consciencia interválica, tan ejemplar en el final de la cuarta sinfonía, y el gusto por la variabilidad. Sea en forma más tradicional (Variaciones Haydn), sea tratada como transformación evolutiva.

Todo lo cual quedó patente en la emoción y el análisis de Riccardo Chailly, en el primor de la formación holandesa y en la alta jerarquía de un pianista como Nelson Freire. La audiencia ovacionó incesantemente y obtuvo como adiós dos de las más emblemáticas danzas de Brahms. Total, un capítulo de oro en la rica historia de los festivales canarios.

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