Crítica:POP | CARLOS JEAN

Divertimento evanescente

En el difuso universo de creadores españoles que parten de la electrónica para tratar de ganarse al gran público, el ferrolano Carlos Jean parte siempre con un buen puesto en la pole position. Más conocido por su trabajo al otro lado del cristal de la pecera de sonido del estudio de grabación -ya sea dotando a la vocalista Najwa Nimri de personalidad musical, ya produciendo artistas como Pastora Soler o el mismísimo Raphael, ya remezclando a Camela, Alejandro Sanz, Presuntos Implicados, Fangoria, OBK o Miguel Bosé-, con su corta obra en solitario opta a ganar relevancia, popularidad y v...

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En el difuso universo de creadores españoles que parten de la electrónica para tratar de ganarse al gran público, el ferrolano Carlos Jean parte siempre con un buen puesto en la pole position. Más conocido por su trabajo al otro lado del cristal de la pecera de sonido del estudio de grabación -ya sea dotando a la vocalista Najwa Nimri de personalidad musical, ya produciendo artistas como Pastora Soler o el mismísimo Raphael, ya remezclando a Camela, Alejandro Sanz, Presuntos Implicados, Fangoria, OBK o Miguel Bosé-, con su corta obra en solitario opta a ganar relevancia, popularidad y ventas. Su primer disco sorprendió por cierta dosis de glamour a la madrileña en el single Gimme the seventies.

Carlos Jean Carlos Jean (voz), Roberto Jean (DJ y coros), Ignacio Matute Dávila (batería), Sam Dávila (bajo), Guillermo Querol (guitarra) y Raúl Quílez (teclados). Sala Caracol. Madrid, jueves 23 de enero.

En el segundo, editado este año, se aprecia cierta tendencia al pop con vocación exclusiva de divertimento evanescente, aunque sin renunciar a un sonido con clase. Todo ello aplicado a la puesta en escena y el lector podrá hacerse una idea más o menos aproximada de lo que es un concierto de este orondo y simpático productor que ahora también canta. Acompañado de banda de instrumentos convencionales, pero sin renunciar a sonidos pregrabados, Jean y su banda, disfrazados de visitantes de otro planeta, ofrecieron un repertorio de pop que se escora al funk, la música brasileña, los sonidos de los sesenta y hasta a la salsa.

Canciones, lo que se dice canciones, las había, aunque sin el peso necesario para hacer pasar a Jean de productor e intérprete a autor reputado. Parecen más bien fragmentos que funcionan extraordinariamente bien como soportes de anuncios, pero que adolecen de falta de entidad como para pasar a la historia como clásicos del pop.

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