Crónica:Cuartos de final de la Copa del Rey | FÚTBOL

"Soy realista, en junio me voy"

Tote, jugador del Madrid, sueña con ganar la Copa y dejar el club

Jorge López, Tote(1978) se ve jugando la final de la Copa. -"¿Por qué no?", dice; "Confío en que, si llegamos, jugaré"-. Y es que Tote no juega salvo en Copa. Entonces es miembro de la plantilla del Madrid a todos los efectos. Y no falla. Sus números coperos son síntoma de buena salud futbolística: cuatro partidos, cinco goles, dos asistencias y un penalti provocado. Hoy volverá a jugar en el Bernabéu, contra el Mallorca (Televisiones autonómicas, 21.30). Y volverá a enfrentarse a un público que se bifurca por él: la mayoría le aplaude y un buen puñado le falta el respeto por su presu...

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Jorge López, Tote(1978) se ve jugando la final de la Copa. -"¿Por qué no?", dice; "Confío en que, si llegamos, jugaré"-. Y es que Tote no juega salvo en Copa. Entonces es miembro de la plantilla del Madrid a todos los efectos. Y no falla. Sus números coperos son síntoma de buena salud futbolística: cuatro partidos, cinco goles, dos asistencias y un penalti provocado. Hoy volverá a jugar en el Bernabéu, contra el Mallorca (Televisiones autonómicas, 21.30). Y volverá a enfrentarse a un público que se bifurca por él: la mayoría le aplaude y un buen puñado le falta el respeto por su presunta afinidad colchonera.

"Ni me di cuenta", dice Tote, cuando le hablan de las controversias en la grada en el último partido de Copa, contra el Terrassa. "Sólo digo que es muy difícil que el público aplauda a un jugador que no juega nunca, así que yo estoy agradecido".

Tote, que llegó al Madrid procedente de la cantera del Atlético en 1997, vive un paréntesis. Hasta 1998, algunos miembros de la directiva de Lorenzo Sanz se frotaban las manos por él. "Ahí hay un crack", decían, atentos a los rumores que hablaban de "un Van Basten", erguido y desequilibrante en los últimos metros. Desde 1999 ha intercalado sus pasos por Chamartín con sesiones al Benfica y al Valladolid. El Madrid hace tiempo que decidió que cobra demasiado y ahora se le miran los defectos: que si sólo usa una pierna, que si es zurdo cerrado, que si no tiene velocidad ni va bien por arriba... La administración de Florentino Pérez no le quiere. Desde hace dos años busca un traspaso.

Presa de la deflación del fútbol y a la espera de que finalice su contrato, en junio, Tote luce el palmito en la Copa emulando en cada regate a un tipo de delanteros que admira: Romario, Maradona y Futre. ¿Juega para ganarse un lugar en el Madrid o para atraer ofertas en verano? "No pienso en eso", se excusa; "tengo bastante con preocuparme del Mallorca. Pero sería mentirme a mí mismo si aspirase a ganarme un lugar en el Madrid para jugar en Liga o en Europa. Haga lo que haga en la Copa, para mí todo seguirá igual. Hay otros jugadores que han demostrado más que yo. Como Morientes, que apenas juega. Ha ganado Copas de Europa y ahora... Por eso soy realista. Ni se me pasa por la cabeza quedarme en el Madrid después de junio".

Se dice que Tote suspira por ponerse la camiseta rojiblanca. Él prefiere hacer un recorte antes de reconocer nada: "Ahora no quiero hablar del tema para no crear mal ambiente. Estaré agradecido toda la vida al Atlético. Se portaron muy bien conmigo cuando jugaba en el filial".

Alguien en Valladolid le puso Frodo porque no es demasiado esbelto y porque sus rizos le dan un aire de eterno adolescente. A él no le gusta demasiado el apodo. Ya va camino de estar harto de vivir mareado, epítome de la trashumancia futbolística, como para que además lo identifiquen con el gnomo mitológico de El Señor de los Anillos. Ese pequeño aprendiz de brujo que no hace más que rodar por un mundo raro, víctima de oscuros poderes que gobiernan las cosas.

Tote hace un control de balón durante un partido de la Liga de Campeones.GORKA LEJARCEGI

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