Reportaje:

El hijo del extremo yeyé

Álex Pérez, que debutó con el Madrid en Terrassa, dice que su padre, Miguel, un ex jugador del club, apenas lo animó a jugar

Rosario, que en sus tiempos fue bailaora en el grupo sevillano Arena Caliente, enseñó bien a su hijo. "Yo tengo la cabeza bien amueblada", repite el chaval; "yo sé lo que quiero, mi sueño es llegar a jugar en el primer equipo, me gusta entrenarme y no me gusta la vida nocturna, por lo que no doy problemas".

Álex Pérez, de 17 años, es el último canterano en subir al primer equipo del Madrid y ya se tiene bien aprendido el soliloquio del manual del perfecto juvenil. Debutó el miércoles, en la Copa frente al Terrassa, y aunque no le dio tiempo a tocar el balón, quienes le siguen a m...

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Rosario, que en sus tiempos fue bailaora en el grupo sevillano Arena Caliente, enseñó bien a su hijo. "Yo tengo la cabeza bien amueblada", repite el chaval; "yo sé lo que quiero, mi sueño es llegar a jugar en el primer equipo, me gusta entrenarme y no me gusta la vida nocturna, por lo que no doy problemas".

Álex Pérez, de 17 años, es el último canterano en subir al primer equipo del Madrid y ya se tiene bien aprendido el soliloquio del manual del perfecto juvenil. Debutó el miércoles, en la Copa frente al Terrassa, y aunque no le dio tiempo a tocar el balón, quienes le siguen a menudo aseguran que hay que tenerle en cuenta. Hombre de banda, zurdo, buen centrador, inteligente para interpretar el juego, goleador de aparición, con dificultades para defender las situaciones de uno contra uno y con un carácter todavía inmaduro para competir al primer nivel. "Álex es un chico que tiene su historia en el club", dice Del Bosque; "su padre fue Miguel Pérez".

Miguel Pérez llegó a Madrid con 18 años en el verano de 1966, procedente del Racing de Avellaneda, de Buenos Aires. Era un flaco diestro, rápido y elegante, que Miguel Muñoz sustituyó por Serena en la posición del extremo diestro. El Madrid acababa de ganar su sexta Copa de Europa y Miguel no tardó en hacerse un lugar en el Madrid yeyé junto a Amancio, Pachín, Grosso, Gento, Pirri y Sanchis. Era un moreno agradable y pronto cultivó una peña de admiradoras en la banda del Bernabéu. Se retiró tras sufrir una lesión de ligamentos cruzados, en 1974, durante un partido de homenaje a Gento. Tuvo cuatro hijos, tres de ellos futbolistas -Miguel (Numancia), Álex y Juan Carlos, que ha dejado el fútbol por un problema de pubis-, pero señala su total resignación al complejo de Edipo: "El manager de Álex es su madre [Rosario]".

"Mi madre no es mi manager", subraya Álex; "pero es quien más me acompaña en el fútbol. Los representantes me llaman mucho pero les digo que no me interesa porque soy demasiado joven. Y mi padre, aunque ha sido profesional, no es el que me animó a jugar. Sólo me regaló un balón, de pequeño. Pero no es de los típicos que van a gritar a los partidos y si me comenta algo sobre mi juego nunca es para felicitarme. Nunca hemos jugado al fútbol ni me he ido a tocarla con él a un parque. He visto algún gol suyo en resúmenes de partidos de hace 30 años, pero apenas le he visto jugar. Y creo que así es mejor".

Pérez, el extremo de 55 años, tampoco quiere darle consejos a Pérez, el extremo de 17. "¿Qué le voy a decir?", se pregunta el padre; "¡él vive en un mundo distinto al mío!".

Álex Pérez, a la derecha, en el partido de Copa en Terrassa.AS

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