Reportaje:

"Hagamos un Tour con 12 equipos"

Echávarri plantea reducir el número de escuadras para capear la crisis de patrocinadores

Si la salud está en relación directa con la cantidad, entonces no hay duda: el ciclismo mundial está radiante y fresco como una lechuga. Pero esta afirmación es imposible oírla en los ambientes ciclistas. Antes al contrario: los corredores hablan de paro y de impagos; los directores, de falta de patrocinadores; los organizadores, de problemas con anunciantes. La palabra crisis resuena por todos los rincones y en todos los países. En España los pocos equipos grandes no pueden absorber a todas las figuras, y Freire, Casero, Heras y Aitor González han tenido que emigrar.

La Unión Ciclista ...

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Si la salud está en relación directa con la cantidad, entonces no hay duda: el ciclismo mundial está radiante y fresco como una lechuga. Pero esta afirmación es imposible oírla en los ambientes ciclistas. Antes al contrario: los corredores hablan de paro y de impagos; los directores, de falta de patrocinadores; los organizadores, de problemas con anunciantes. La palabra crisis resuena por todos los rincones y en todos los países. En España los pocos equipos grandes no pueden absorber a todas las figuras, y Freire, Casero, Heras y Aitor González han tenido que emigrar.

La Unión Ciclista Internacional (UCI) metía miedo. Este año seremos serios, advertían. No se colará nadie. Lo había escrito en su reglamento: los equipos que a 20 de diciembre no tengan todos sus papeles en regla, especialmente en lo concerniente al aval (la cuarta parte de la masa salarial hay que depositarla en una cuenta de la UCI), no serán inscritos en la primera división, prevista para 30 conjuntos, la que da derecho a participar en las grandes carreras.

Dicho, pero no hecho. A duras penas, unos más fácilmente que otros, 24 equipos aprobaron el examen del 20 de diciembre, entre ellos el Kelme, que mantiene deudas con corredores e instituciones. Otros cinco, entre ellos el Domina Vacanze del campeón del mundo, Mario Cipollini, apalabrado a última hora, y el Coast de Casero y Zülle, al que varios corredores han denunciado por deudas, no pasaron. Pero no por ello han quedado excluidos. Tienen derecho a la repesca que se celebrará el 10 de enero. "La verdad es que no podíamos ponernos muy estrictos", señala Manolo Saiz, del Consejo de Ciclismo Profesional de la UCI. "En los tiempos que corren no podemos permitirnos dejar fuera a ningún equipo. Hay que ser flexibles".

Entre los pretendientes a Primera, hay de todo. Equipos asentados y de alto presupuesto, como el Fassa Bortolo, el Telekom, el Rabobank, el iBanesto.com o el ONCE, y conjuntos de subsistencia, de lo que se conoce en el mundillo como estilo italiano: un mánager que se busca dos o tres marcas para llegar a un presupuesto mínimo y un buen sueldo para él, y a partir de ahí pagar a los corredores lo que se pueda. O no pagarlos. Valgan o no valgan, decenas de ciclistas se hacen todos los años profesionales en duras condiciones.

La filosofía de la UCI, de aumentar a cualquier coste el número de equipos aunque su realidad y viabilidad económica sea más que dudosa, lleva a mal traer a algunos responsables históricos del ciclismo. A Giancarlo Ferretti, director del Fassa Bortolo, se le llevaban los demonios el pasado Tour, cuando veía que equipos con un presupuesto cinco o seis veces inferior, y de dudosa seriedad en sus compromisos, participaban en la carrera francesa en igualdad de condiciones con el suyo, y que incluso alcanzaban mayor rendimiento deportivo.

José Miguel Echávarri, fundador del Reynolds hace 24 años, y director del Banesto desde hace 13, comparte la preocupación y, además, avanza una posible solución que, de todas maneras, va en contra de la teoría dominante. "Acabemos con este dopaje administrativo. Reduzcamos la primera división. Si no hay más patrocinadores potentes, quedémonos sólo con los serios, que el Tour lo corran sólo 12 equipos de 12 corredores, en lugar de los 20 o 22 de nueve que hay ahora", propone Echávarri. "Así los patrocinadores estarán más contentos, porque al ser menos marcas tendrán más presencia en la televisión y los medios, que es lo que buscan".

Un Tour de ese tamaño no sería un desdoro, aunque iría en contra del gigantismo desarrollado en la pasada década y que llevó a la Vuelta, incluso, a pensar en una edición con 40 equipos en dos grupos para 2003. Pero en 1973, cuando ganó Ocaña, participaron 12 equipos de 11 corredores. Y en los años de Merckx e Hinault la participación oscilaba entre 110 y 150. "Lo que pasa es que esta idea nunca la aceptarán los organizadores", dice Echávarri. "Perderían poder: pocos equipos y fuertes serían más capaces de organizarse".

Mario Cipollini, ganando una etapa del pasado Giro.ASSOCIATED PRESS

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