Crónica:

Agresión brutal en Muriedas

Un jugador de Tercera patea en la cabeza en el suelo a un rival tras tumbarle de un puñetazo

Un campo de tierra, un puñado de aficionados, un balón rodando sin control en un partido de Tercera Regional cántabra entre el Velarde, de Muriedas, y el Ribamontán... Nada extraordinario un domingo por la mañana del mes de diciembre. De repente, en el minuto 81, Carlos Fernández, un jugador del Velarde, tiene un repentino ataque de agresividad y le da un puñetazo a un rival, Barquín. Estupor. El jugador, no satisfechas sus ansias vengadoras, empieza a patear el rostro y el estómago de su víctima, que se retuerce en el suelo ante el asombro de los espectadores.

Como si hubiese sonado un...

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Un campo de tierra, un puñado de aficionados, un balón rodando sin control en un partido de Tercera Regional cántabra entre el Velarde, de Muriedas, y el Ribamontán... Nada extraordinario un domingo por la mañana del mes de diciembre. De repente, en el minuto 81, Carlos Fernández, un jugador del Velarde, tiene un repentino ataque de agresividad y le da un puñetazo a un rival, Barquín. Estupor. El jugador, no satisfechas sus ansias vengadoras, empieza a patear el rostro y el estómago de su víctima, que se retuerce en el suelo ante el asombro de los espectadores.

Como si hubiese sonado una señal acústica, un aviso, todos los futbolistas empiezan a pelearse como si estuvieran en un saloon del lejano oeste. El árbitro, superado por los acontecimientos, suspende el choque. Una ambulancia espera a Barquín en la puerta del campo de fútbol. Recostado en una camilla, con un collarín de urgencia en el cuello, aunque consciente, el jugador es introducido en el vehículo sanitario. Los hinchas del equipo local, el del agresor, el Velarde, le aplauden y le animan con gritos de "¡Venga, chaval!".

El presidente del Velarde, Ignacio Gómez Yata, anunció ayer que el violento agresor, Carlos, había sido expulsado del club. "Abandonó el equipo en el mismo momento en el que cometió la agresión", afirmó Gómez Yata. "Un jugador de esas características no tiene cabida en nuestro club", insistió el máximo dirigente del Velarde. Además, la institución de Muriedas pidió disculpas por el "bochornoso" incidente. El entrenador del Ribamontán, José Alberto Alonso, coincidió con Gómez Yata en calificar el asunto de "increíble, escandaloso e inexplicable".

El jugador agredido, Barquín, presentó una denuncia en los juzgados de Santander contra su agresor. La víctima, que fue atendida en el hospital cántabro de Valdecilla, no tenía lesiones graves, aunque mostraba numerosos hematomas por todo el cuerpo.

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