Alquimia musical

Indudablemente el grupo español del año, Ojos de Brujo, proponen una relectura en clave hip hop del compás flamenco, con la apertura de miras como principal seña de identidad. Esta numerosa banda mostró, con la sala absolutamente llena, que son un prodigio de alquimia musical con la proporción exacta para hacer que el invento funcione a las mil maravillas y, sobre todo, para públicos de cualquier pelaje y condición.

Con dos discos publicados hasta la fecha, Vengue y Barí, el grupo es dueño del escenario y se expresa con convicción, fuerza y un dominio del compás fla...

Indudablemente el grupo español del año, Ojos de Brujo, proponen una relectura en clave hip hop del compás flamenco, con la apertura de miras como principal seña de identidad. Esta numerosa banda mostró, con la sala absolutamente llena, que son un prodigio de alquimia musical con la proporción exacta para hacer que el invento funcione a las mil maravillas y, sobre todo, para públicos de cualquier pelaje y condición.

Con dos discos publicados hasta la fecha, Vengue y Barí, el grupo es dueño del escenario y se expresa con convicción, fuerza y un dominio del compás flamenco pasado por las mil y una músicas de la calle realmente encomiables.

Con una mayoría de temas de características seriales, Ojos de Brujo también dejan espacio para los estribillos, como quedó demostrado en la ejecución de canciones como Ná en la nevera y Calé Barí; temas que le posibilitan el acceso a un público cada vez más amplio que, seguramente, el próximo verano se hartará de bailar sus canciones.

En el extranjero se apuesta por ellos como una de las formaciones de fusión con más fuerza y vigencia. Sólo falta que tanto éxito no termine por banalizarles, aunque ellos parecen tener las cosas muy claras: son de la calle y sólo permiten que la calle les juzgue.