Crítica:CLÁSICA

La ONE se da una tregua con buena música

Los problemas que atraviesa la Orquesta Nacional en estos momentos no impiden la programación de una obra tan importante y hermosa como la Misa en fa menor, de 1868, dirigida en el único concierto semanal del domingo por la mañana por Jesús López Cobos, junto al Te Deum, que es de 1886. Dos obras culminantes de la invención bruckneriana por cuanto tienen de grandeza y de autenticidad. No hay trampa alguna, ni servidumbre a los efectos exteriores en esta misa grande escrita desde la fe antes que tratada como texto dramático.

Y al rigor conceptual se une la sensibilidad afec...

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Los problemas que atraviesa la Orquesta Nacional en estos momentos no impiden la programación de una obra tan importante y hermosa como la Misa en fa menor, de 1868, dirigida en el único concierto semanal del domingo por la mañana por Jesús López Cobos, junto al Te Deum, que es de 1886. Dos obras culminantes de la invención bruckneriana por cuanto tienen de grandeza y de autenticidad. No hay trampa alguna, ni servidumbre a los efectos exteriores en esta misa grande escrita desde la fe antes que tratada como texto dramático.

Y al rigor conceptual se une la sensibilidad afectiva que, a fin de cuentas, en ella reside la tan traída y llevada "profundidad", muchas veces aplicada a lo espectacular o a la grandiosidad neutra. El ejemplo de Schubert es patente y aún diría que también el de Mozart, incluido su Réquiem, pues, pese a su complejidad, extiende su sombra noble, íntima, casi confidencial, sobre muchas páginas religiosas posteriores.

Orquesta y Coro Nacionales

Director: Jesús López Cobos. Director del coro: R. Steubing-Negenborn. Obras de Anton Bruckner. Auditorio Nacional. Madrid, 8 de diciembre.

Jesús López Cobos -largamente aplaudido a su salida y al subir al podio-, sacó el máximo partido de una formación coral e instrumental de evidentes méritos profesionales, con lo que revela, él mismo, la talla de su saber y de su "noble oficio", según la definición que empleaba para la música Manuel de Falla.

Muy bien preparado el coro, atenta la Orquesta Nacional y avezados los solistas, pudimos recibir el mensaje del músico de Ansfeld. Una audiencia que llenaba la sala de Príncipe de Vergara lo recibió con interés, emoción y final entusiasmo, y todos, sin excepción, participaron del éxito: la soprano Ingrid Kaiserfeld, formada en Graz; la mezzosoprano Jane Irwin, wagneriana en los primeros escenarios británicos; el flexible tenor americano Kurt Streit, mozartiano y straussiano con grandes directores, y el bajo armenio Arutjun Kotchinian, cuyo repertorio alcanza desde Don Juan hasta el Edipo de Stravinski.

Artistas, pues, en circulación unidos al Coro Nacional, estupendamente preparado por Steubing-Negenborn, y la ONE, bajo el gobierno del maestro Jesús López Cobos en plena madurez, tras cruzar la frontera vital de los 60 años, en su segundo reencuentro con la formación que dejó hace 15 años.

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