Reportaje:13ª jornada de Liga | FÚTBOL

El Barça se encomienda a sus jugadores

Un equipo indefinido en la pizarra apela a los mejores ante el delicado choque de Vallecas

El Barcelona se la juega hoy en Vallecas frente al Rayo. El rival, el campo y el contexto no conceden margen de error al Barça, que necesita un triunfo por lo civil o por lo criminal, como se dice en casos de apuro. Tras una semana de cháchara y acoso presidencial, el club se ha puesto en manos de un equipo que, por lo demás, no ofrece fiabilidad alguna, de acuerdo con los números de la clasificación: es décimo, a diez puntos del primero y a ocho del último; ha ganado tantos partidos como los que ha perdido y empatado (cuatro); su promedio goleador (1,5) es el peor de los últimos quince años, ...

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El Barcelona se la juega hoy en Vallecas frente al Rayo. El rival, el campo y el contexto no conceden margen de error al Barça, que necesita un triunfo por lo civil o por lo criminal, como se dice en casos de apuro. Tras una semana de cháchara y acoso presidencial, el club se ha puesto en manos de un equipo que, por lo demás, no ofrece fiabilidad alguna, de acuerdo con los números de la clasificación: es décimo, a diez puntos del primero y a ocho del último; ha ganado tantos partidos como los que ha perdido y empatado (cuatro); su promedio goleador (1,5) es el peor de los últimos quince años, y su capitán, Luis Enrique, ausente por lesión en los últimos ocho encuentros, se mantiene el segundo en la tabla del pichichi particular con siete tantos, uno menos que Kluivert.

Los jugadores están en el punto de mira incluso de Louis van Gaal, que se remite a los errores individuales para justificar cada mal resultado. Las limitaciones del plantel han llevado al técnico a variar el dibujo en función del rival, de manera que el Barça carece a día de hoy no sólo de un estilo, sino también de un plan de juego estable. En cualquier caso, para suerte de Van Gaal y del presidente, Joan Gaspart, los futbolistas se han arremangado ante la cita decisiva de hoy y no hay bajas, salvo las inevitables: Overmars y Motta están sancionados y Andersson y Luis Enrique lesionados.

Imitando a Puyol, quien no se plantea parar porque equipara el descanso al asueto incluso después de una semana de inactividad por el porrazo que sufrió en Anoeta, De Boer ha dado un paso al frente y ha acelerado su recuperación para ponerse a disposición de Van Gaal. También Christanval ha dicho: "Aquí estoy para lo que disponga". Reclutados todos, el capitán, Cocu, proclamó antes de emprender viaje a Madrid: "Hay que ganar como sea. Con buen o mal fútbol, tanto da". Una frase que evoca a la que pronunció Pellegrino, en Valladolid, después de que un gol de Xavi salvara la cabeza de Van Gaal en su primera etapa como azulgrana y que decía así: "Mamá, ganamos, por 0-1, pero no paramos de achicar agua porque el rancho ardía por los cuatro costados".

La trayectoria impecable en la Liga de Campeones, la misma competición que le obligó a renunciar al cargo en 2000, le sirve ahora de paraguas a Van Gaal, que ya ha tocado todas las teclas y sigue sin encontrar la alineación aun cuando sólo 15 de los 24 jugadores en nómina se alternan como titulares. Las variaciones de dibujo y de posición -diez han cambiado una o más veces de demarcación- expresan la inestabilidad de un equipo en el que el jugador franquicia, Mendieta, ha pasado de indiscutible a suplente, en la pasado jornada, y los tres porteros se han alternado como un jugador de campo.

Pese a los retoques, los problemas continúan siendo los mismos de siempre. El Barça no sabe defenderse cuando no tiene la pelota y carece de un plan de ataque. El punto de unión en ambos casos es su deficiente juego por las bandas. Le falta sobre todo profundidad y no acierta a cerrar su portería ni a abrir la contraria. A cada fallo de la zaga, le sucede una ocasión de gol para el rival, de la misma manera que le cuesta Dios y ayuda armar el útimo pase, por no referirse ya a los centros desde los flancos: los centrocampistas sólo han marcado 11 de los 39 goles que suma el equipo en las competiciones oficiales de la temporada.

Al Barça le falta contundencia y talento e ideología futbolística y al entrenador se le demanda más imaginación. Puyol es exhibido como símbolo de compromiso con el club, pero ni Saviola ni Riquelme, por ejemplo, tienen complicidad con un sistema de juego que atiende más a combatir las características del contrario que a explotar las virtudes propias.

Las diferencias futbolísticas, en cualquier caso, no han sido obstáculo para que, en un gesto muy saludable, todos los jugadores se hayan alineado junto al entrenador para el partido de hoy, como diciendo al club: "Confiad en nosotros". La escenografía barcelonista no ayuda al Rayo. Su entrenador, Fernando Vázquez, sancionado por dos partidos, y el equipo están sometidos a una presión desmesurada si se atiende a sus recursos. A su favor juega, sin embargo, un campo en el que el Barça se encuentra muy a disgusto por su estrechez, pero que, a fin de cuentas, ilustra perfectamente el dramatismo del choque: unos y otros deben ir directamente a por la victoria.

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