Crítica:AMANCIO PRADA | CANCIÓN

Aliento místico

Un cuarto de siglo atrás, en 1977, la iglesia segoviana de San Juan de los Caballeros fue testigo de la eclosión artística de Amancio Prada, que entregaba su recreación musicada del Cántico espiritual. Prada ha revisado ahora aquellas partituras agregándoles otros cinco poemas de San Juan de la Cruz bajo el título de Canciones del alma, y este nuevo trabajo corrobora la magnífica simbiosis entre el verbo ardoroso del místico y el canto arrebatado del trovador.

Un escenario casi en penumbra, con los atriles iluminados por cirios rojizos, acogieron el estreno de esta segunda...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Un cuarto de siglo atrás, en 1977, la iglesia segoviana de San Juan de los Caballeros fue testigo de la eclosión artística de Amancio Prada, que entregaba su recreación musicada del Cántico espiritual. Prada ha revisado ahora aquellas partituras agregándoles otros cinco poemas de San Juan de la Cruz bajo el título de Canciones del alma, y este nuevo trabajo corrobora la magnífica simbiosis entre el verbo ardoroso del místico y el canto arrebatado del trovador.

Un escenario casi en penumbra, con los atriles iluminados por cirios rojizos, acogieron el estreno de esta segunda monografía en torno al poeta de Fontiveros. No es éste, ni de lejos, el material más accesible del cantor berciano, que ha modelado los nueve movimientos del Cántico con una musicalidad densa, profunda y poco cantabile. Pero el fervor ensimismado del material poético exigía, a buen seguro, este tratamiento recogido.

Amancio Prada

Amancio Prada (voz y guitarra), Mariana Cores (violonchelo), Hilary Fielding (violonchelo), Escolanía de Segovia. Teatro del Círculo de Bellas Artes. Madrid, 24 de octubre.

Pidió Prada que los aplausos no interrumpieran la sucesión de poemas, ensalzados por el intenso trabajo de las dos violonchelistas y la participación de la Escolanía segoviana. Aun en su complejidad, el Cántico adelanta ya algunas constantes en el universo armónico del autor (como ese permanente tránsito entre modos menores y mayores) e incluye pasajes de emoción creciente: Ay, quién podrá sanarme o Gocémonos, amado, entre otros. El público premió con una ovación prolongada este ejercicio de contención y se entregó al alborozo con las obras fuera de programa: Libre te quiero, Adiós, ríos, adiós, fontes (nadie ha comprendido así a Rosalía) o un estremecedor El enamorado de la muerte.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En