Crónica:Gran Premio de Malaisia | MOTOCICLISMO

Un fallo lamentable

Pedrosa acaba segundo, pero un error del director del circuito le hace retroceder un puesto

Pues ocurrió que cruzaron la línea de meta el inglés Chaz Davies y el italiano Michel Fabrizio y ambos se quedaron perplejos. Porque, a su paso, el juez de llegada, banderola en ristre, ondeó ésta con indisimulada satisfacción, lo que no habría tenido nada de particular si no fuera porque los dos pilotos mencionados ocupaban los puestos 25 y 26, respectivamente, en la carrera de 125cc. Y como todavía el último y el penúltimo de una prueba del Mundial no obtienen premio alguno, más que el siempre lícito orgullo de terminar, pues el impaciente director del circuito consiguió cargarse la carrera ...

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Pues ocurrió que cruzaron la línea de meta el inglés Chaz Davies y el italiano Michel Fabrizio y ambos se quedaron perplejos. Porque, a su paso, el juez de llegada, banderola en ristre, ondeó ésta con indisimulada satisfacción, lo que no habría tenido nada de particular si no fuera porque los dos pilotos mencionados ocupaban los puestos 25 y 26, respectivamente, en la carrera de 125cc. Y como todavía el último y el penúltimo de una prueba del Mundial no obtienen premio alguno, más que el siempre lícito orgullo de terminar, pues el impaciente director del circuito consiguió cargarse la carrera y anular la última vuelta. Su banderazo iba dirigido al grupo que seguía a los sorprendidos Davis y Fabricio, el grupo de los líderes, el de Vincent, Pedrosa y compañía, pero se le fue la mano al hombre y convirtió aquello en una farsa

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Así que como esto de las banderas tiene una importancia capital en el estricto reglamento del motociclismo mundial, pues la última vuelta quedó sin computar y la carrera finalizó en el orden en el que se había producido la penúltima entrada en la meta. Quizá otro día el asunto apenas habría tenido trascendencia y no provocaría más que la chufla general. Pero es que ayer, en esa última vuelta que no sirvió para nada, ocurrieron muchas cosas. Demasiadas. Por ejemplo, que Dani Pedrosa había logrado adelantar al italiano Lucio Cecchinello y le había arrebatado la segunda plaza. O que el sanmarinés Manuel Poggiali se había caído en la última curva. Sucesos, ambos, de cierta importancia para la clasificación general, siendo como es Poggiali segundo en la misma y Pedrosa tercero.

Hábil como pocos, el director de Gilera, el equipo de Poggiali, Gianpiero Sacchi, se percató de la precipitación del abanderado e hizo la correspondiente reclamación, que fue aceptada de inmediato. Y como lo que valía era lo acontecido tras la penúltima vuelta, pues Pedrosa pasó de ser segundo a ser tercero sin culpa alguna, en beneficio de Cecchinello, y lo de Poggiali se convirtió en una caída virtual, rasguños aparte, que no le impidió ser oficialmente cuarto, lo que prorroga sus esperanzas de lograr el título.

Un título, sin embargo, que para Poggiali está difícil y para Pedrosa, imposible. Su tercer puesto le sirve de bien poco porque el ganador, y líder del Mundial, Arnaud Vincent, ha aumentado su ventaja. Veinte puntos le saca el francés a Poggiali y 33 a Pedrosa, que hizo una carrera espectacular, sobre todo teniendo en cuenta su brutal caída del día anterior. Un Pedrosa que a ratos se puso al mando, que luchó hasta el último instante y que sólo bajó la cabeza ante Vincent y ante un juez que se tomó al pie de la letra aquello de que los últimos serán los primeros.